Con letras claras sobre la pared de bloque, que también fue pintada de naranja y blanco, se escribió esta leyenda que parece una sátira: “Muro de Berlín”.

La frase se refiere al histórico muro que dividió la capital alemana de Berlín y que se mantuvo en pie entre 1961 y 1989. Muchos todavía se refieren a esta obra de la postguerra europea como “el muro de la vergüenza”.

Pero en la capital tungurahuense, con este mensaje, cerca de 1.000 expendedores del Centro Comercial Ferroviario protestan por uno de los principales inconvenientes que les aqueja y que, según ellos, les redujo las ventas diarias al mínimo.

“Créame que hemos tenido ganas de agarrar combos y echar abajo esta pared que impide que la gente camine libremente entre las avenidas Cevallos y Colombia”, argumenta Hólger Naranjo, presidente de la Unión de Asociaciones del establecimiento.

En su opinión, levantar este muro fue una exageración en la anterior administración municipal. “Nos explicaron que era para proteger a los transeúntes del peligro que involucra el arribo de autoferros y trenes, pues del otro lado de esta pared se encuentra la estación remodelada del ferrocarril”, dijo Naranjo.

El problema en la actualidad

El Centro Comercial Ferroviario se encuentra muy bien situado. Está cerca del Gran Akí, la Terminal Terrestre de Ambato, la plaza de calzado Juan Cajas, la Universidad Técnica de Ambato y un centenar de negocios, tiendas, ferreterías, restaurantes, etc.

Sin embargo, desde que se levantó la tapia, los estudiantes y otras personas que cruzaban por allí para cortar camino, ya no lo hacen y deben rodear este centro y en consecuencia ya no lo frecuentan como antes.

“Era agradable pasar por allí para ver prendas de vestir y casi siempre terminaba comprando una blusa o un pantalón. Ahora no me queda más que llegar a la terminal y luego caminar directamente a mi facultad”, explicó Roxana Montenegro, estudiante de la UTA, oriunda de Latacunga.

Los líderes de los comerciantes empezaron a gestionar audiencias con el alcalde Luis Amoroso, quien les ofreció estudiar el caso y llevarlo al Concejo Cantonal. Por esa razón, han decidido darle un tiempo, pero no descartan retomar las marchas y manifestaciones en la calle.

El Ferroviario es conocido por la venta de ropa: camisas, camisetas, pantalones, chompas, interiores, blusas, etc.

Desde el puente a desnivel se puede observar a este centro de comercio con sus techados metálicos antiguos y estructuras que necesitan restauración. Empezó a funcionar hace poco más de 17 años.

Para Fidel Tibán, comerciante, el muro es lo peor que les ha pasado. “Ahora solo estamos esperanzados en las fechas claves como el Día de la Madre, Navidad, Semana Santa y Día del Padre.

El resto del año pasa casi botado este sitio. Algunos compañeros dejaron de venir y buscaron otros sitios para ofertar. De seguir esto así, no hay futuro para nosotros”, explicó.

Las posibles soluciones

Los comerciantes plantean 2 posibles soluciones al Municipio ambateño: construir un puente peatonal o instalar una puerta que se cierre cuando se aproxime el tren o los autoferros, cuyo arribo ocurre en horarios fijos y entre jueves y domingos, especialmente.

Para los dirigentes del Ferroviario, este lugar siempre ha sido relegado por las autoridades municipales. “El 17 de mayo pasado cumplimos 17 años como centro de comercio. Y en ese tiempo hemos crecido sin planificación ni proyectos para cambiar la imagen en el barrio Ingahurco, una zona tradicional y turística”, aseguró Naranjo.

Los comerciantes que allí permanecen fueron reubicados de la avenida Cevallos, cuando el Cabildo decidió poner orden a las ventas.