El Trébol se llenará con arupos a inicios de 2020
Aunque por ahora lo que se ve en el relleno de El Trébol son montículos de tierra, focos de basura, neumáticos y escombros sobre una superficie rodeada de hierba, el proyecto para crear allí un bosque de arupos avanza.
Los montones de tierra que se ven corresponden precisamente a los 4.500 m³ de material que conformará la capa de 30 cm que cubrirá las 2,1 hectáreas de extensión para mejorar el suelo. Así lo dio a conocer Rafael Lugo, autor de la idea de sembrar el bosque, a EL TELÉGRAFO.
El abogado obtuvo el apoyo del alcalde de Quito, Jorge Yunda, para llevar a cabo su idea en ese punto de la capital con un tuit.
El espacio público que busca intervenir Lugo ha permanecido vacío más de 10 años, así que por su cariño a los árboles, pensó que un bosque le vendría bien. Lanzó la oferta en la plataforma digital y aceptó Yunda.
Después de un par de semanas de posesionadas las nuevas autoridades de la ciudad (mayo de 2019), Lugo mantuvo reuniones con funcionarios del Municipio para formalizar el proyecto.
Primero analizaron el suelo y los resultados fueron favorables para sembrar. Posteriormente se firmaron convenios con las obligaciones y los derechos para intervenir un espacio público.
También se unieron las empresas Oriente Seguros, United Airlines, Children International, OLX, Uribe y Schwarzkopf y la Cámara de la Pequeña Industria para aportar con recursos.
“Miles de personas tenían guardado el deseo de hacer un bosque. No me ha costado nada conseguir ayuda. Es conmovedor. No hay nada más poderoso que una idea a la que le llegó su tiempo”, indicó Lugo.
Una vez listo el diseño paisajístico, arquitectónico y biológico del bosque se efectuó una minga convocada también por Twitter.
Unas 80 personas acudieron al llamado para limpiar el terreno. Recogieron una tonelada y media de plástico, pero la última semana de septiembre Lugo visitó el sitio y halló un nuevo foco de desechos, por lo que prevé efectuar una segunda limpieza antes de la plantación.
Para la siembra habrá que esperar hasta inicios de 2020, cuando el invierno cobre fuerza. Se plantarán 500 arupos rosados y blancos grandes, es decir, que hayan florecido al menos una vez.
Según el plano del bosque, se añadirán 500 árboles más, como pumamaquis, palmas de cera, robles andinos, arrayanes, romerillos, brugmansias, abutilones y sigses, etc.
Lo mejor —explicó Lugo— es que los arupos provengan de varios lugares para evitar la endogamia. Por eso los árboles llegarán de Nayón, el Valle de los Chillos, entre otros.
Cada ejemplar cuesta entre $ 40 y $ 90. Se prevé que en la siembra intervengan 400 voluntarios y que la plantación tome dos fines de semana.
En invierno el riego no será un problema, pero en verano se usará tanqueros. Cuando se siembren los árboles se instalarán cámaras de videovigilancia.
En dos años, que es el plazo de entrega establecido en el convenio de Lugo con el Municipio, el bosque estará listo.
El arupo en el espacio público
De acuerdo con el biólogo Pedro Kingman, quien dirige el proyecto del bosque, el arupo es endémico de Loja.
La persona que lo sacó por primera vez al espacio público fue Fabián Ayala entre los años 50 y 60 desde el cantón Gonzanamá.
Luego crió las plántulas en un vivero y las sembró en una calle lojana en la que todavía permanecen. A Quito —señaló Kingman— llegaron con la migración y florecieron mejor que en Loja, por eso los capitalinos los acogieron como propios. (I)