Testimonios tras el voraz incendio en Quito
Aún está asustada. Su voz tiembla cuando recuerda las horas de terror que vivió durante el incendio forestal que se activó en el sector de Guápulo, la tarde del martes, 24 de septiembre de 2024. Ella, cuyo nombre es Margarita, salió con su esposo de su vivienda, ubicada en el barrio Bolaños, en medio de las llamas.
Cerca de las 21:00 -recuerda la mujer de 64 años- el fuego era incontrolable. Ese fue el momento de salir inmediatamente de su casa. Nerviosa cuenta que mientras más se acercaban las llamas, mayores eran sus ganas de dejar la vivienda.
Tristes, preocupados, sin saber a dónde ir, así se retiraron del foco del incendio. "Había mucha piedra, pero así nos movilizamos", dijo.
Afortunadamente, un vecino los acogió en su casa. Tres horas después, cerca de la medianoche regresaron cuando las llamas fueron controladas.
En ese momento vieron los daños que causaron las llamas en su hogar. La estructura de su vivienda no fue afectada, pero sus plantaciones sí: árboles de limón, aguacate y más frutos fueron alcanzados por las llamas. El sustento económico de ella y su esposo estaban incinerados. "Eso es lo que yo sacaba a la venta", nos comenta con voz cortada.
La mujer y su esposo llegaron la mañana de este miércoles 25 de septiembre, al túnel de Guayasamín. Margarita aún tenía los ojos rojos producto del humo y la ceniza que se siente en el sector por el incendio forestal que aún no ha sido controlado.
En el sitio, ellos y decenas de afectados fueron atendidos por las unidades de salud, quienes recomiendan mantenerse con mascarillas y protección en los ojos para evitar problemas de salud. Pese a esta atención, Margarita aún siente miedo: "Míreme, me quedé nerviosa", menciona.
La historia de los papás de Danilo es similar. Sus padres son dos personas de la tercera edad que abandonaron apresuradas su hogar. Cuenta que en la tarde del martes, 24 de septiembre, llegaba del trabajo cuándo presenció el hecho. "Las llamas eran grandes. Fue un desastre", dice.
Su madre sufre de la presión y su padre se torció el pie, huyendo del fuego. "Nosotros hicimos lo que pudimos con los bomberos. Usamos mangueras normales y en parte detuvimos las llamas", señala.
Estas personas están preocupadas. Temen que cualquier chispa reactive el incendio. "Los bomberos nos dicen que tengamos cuidado", menciona Danilo, mientras agradece la ayuda de vecinos y moradores del sector.
El incendio forestal aún no ha sido controlado…