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Según las autoridades, no se produjeron problemas significativos tras el movimiento telúrico.el geofísico no descarta réplicas

Sismo del domingo dañó bienes patrimoniales

El techo posterior del predio de Eduardo Sandoval resultó afectado. En la casa situada en el barrio América residen 7 personas. Se niegan a salir de allí.
El techo posterior del predio de Eduardo Sandoval resultó afectado. En la casa situada en el barrio América residen 7 personas. Se niegan a salir de allí.
Foto: Carina Acosta / El Telégrafo
06 de septiembre de 2016 - 00:00 - Redacción Ciudadanía

A  1.200 feligreses les sorprendió el sismo de 4,6 grados del domingo, en medio de la eucaristía en la iglesia de Chimbacalle, al sur de Quito. Los devotos realizaban el acto litúrgico de la paz, cuando, según contó el padre Richard Ordóñez, todo se movió. La mampostería se vino encima y seis personas resultaron afectadas.

Como de costumbre, la misa del domingo (18:30) era presidida por el párroco Ordóñez. Y cuando comenzó a caer el techo (rectángulos del cielo raso), lo que provocó heridas en los asistentes, todos se alarmaron. “La estructura del techo ya fue afectada por los anteriores sismos, en especial el del 16 de abril”, cuenta.

Ordóñez recuerda que la gente salió a la calle. Luego de cinco minutos y tras socorrer a las seis personas afectadas, la misa continuó.

Según el Ministerio Coordinador de Seguridad, los afectados fueron atendidos en centros de salud cercanos, donde les diagnosticaron luxaciones, traumas craneoencefálicos y heridas leves.

El párroco de Chimbacalle está consciente de que estos fenómenos naturales evidencian la necesidad de “mejorar la seguridad de la iglesia”. El predio fue construido hace 30 años por el padre Carollo. “Debemos quitar el cielo raso y poner un material más amigable”, agregó.

A unos metros del lugar, Adriana Terán, de 56 años, se salvó otra vez de los efectos del movimiento telúrico. Recuerda que producto del sismo del 16 de abril, una parte del techo de su casa le cayó a su hijo, quien permanece hasta el momento en terapia intensiva en el hospital Carlos Andrade Marín.

“Personal del COE Metropolitano me dijo que no puedo vivir aquí. Me quisieron llevar al albergue de la Tola, pero desde hace meses duermo en el hospital esperando que mi hijo despierte”.

Su casa, de aproximadamente 100 años, registra daños en las columnas, paredes y en la cúpula.

En el sur de la ciudad, el pasado domingo también resultaron afectadas otras cuatro personas: tres en un cibercafé de la Ferroviaria  y otro en Guamaní.  En cambio, en el norte de la ciudad, la iglesia del Perpetuo Socorro, en el barrio América, también fue afectada.

Mónica Albuja, de 41 años, quien escuchaba el sermón del padre, sintió una explosión al interior de la tierra antes de que empezara el temblor. “Se escuchaba que los vidrios caían y la gente corrió”.

El padre Freddy Reyes mantuvo la calma, aunque confiesa que sí se asustó. Tras finalizar la eucaristía, constató los daños en el predio. Hubo desprendimiento en la cornisa; fisuras entre los tres cuerpos de la iglesia (torres, nave central y presbiterio) y ventanales rotos. La iglesia tiene más de 50 años de construcción.
“Esperamos algún dictamen de los técnicos del Municipio para saber qué trabajos deben realizarse”.

A los cinco sacerdotes les preocupa el estado de una columna, que aparentemente tiene daño estructural. Hasta el cierre de esta edición, personal del Municipio, en especial del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP), revisaba los predios patrimoniales de la ciudad para conocer el estado de las estructuras.

Un funcionario del IMP indicó a EL TELÉGRAFO que la iglesia tuvo daños a nivel del revestimiento.

El Cabildo reportó también la afectación de 11 edificaciones ubicadas en distintas zonas, sobre todo en el Centro Histórico y sur de la ciudad, donde  paredes y techos han colapsado. Sin embargo, el informe final se conocerá en los próximos días. Detrás del templo del Perpetuo Socorro, 7 personas salieron ilesas luego de que la estructura del techo de su casa cediera. Según Eduardo Sandoval, dueño del predio, se pidió que la familia desalojara “pero no hace caso, no quiere hacerlo”.

En uno de los predios de esta casa de adobe, Luis Pulgarín, de 62 años, tiene una zapatería. Él sintió el sismo cuando veía una película. A pesar de las afectaciones se niega a abandonar la casa. Justifica su decisión en la popularidad que ha ganado durante 40 años.

Cerca del sector, en el colegio Mejía, también se registraron daños de mampostería y cuarteamiento en una de las columnas de la fachada principal. Una de las autoridades del plantel explicó que existen afectaciones en el tumbado, en especial del tercer piso. “Si nuestros hijos son vulnerables, lo mejor que pueden hacer es suspender clases”, dijo Paola Yépez, madre de familia.

Por el movimiento telúrico, el inicio del año lectivo 2016-2017 no se cumplió de forma regular en Quito. 21 establecimientos educativos, incluidos el Mejía no iniciaron clases (en bachillerato), según informó el Ministerio de Educación.

La Cartera de Estado explicó que se suspendieron las actividades para precautelar la seguridad de los estudiantes de esos planteles.  

Sin embargo, el ministro Augusto Espinosa indicó que los planteles públicos, fiscomisionales y particulares deben tener planes de contingencia, en coordinación con padres de familia y docentes.

También resultaron afectados por el seísmo el Museo Mindalae, ubicado en el norte de la capital. Figuras arqueológicas representativas de Manabí y de la Amazonía se quebraron y algunas de ellas, según los técnicos, no se podrán recuperar.

Daniela Castillo, coordinadora del museo, manifiesta que las piezas tienen un valor simbólico y patrimonial, y que “no se recuperarán”.  

En la calle Jorge Washington, en La Mariscal, el techo de una casa se desplomó. Propietarios del predio explicaron que no hubo más afectaciones, que “solo fue el susto”.

Así mismo, el sistema eléctrico también resultó afectado la noche del domingo. César Navas, ministro coordinador de Seguridad, dijo que las subestaciones tienen un sistema de autocontrol, por lo que se apagan automáticamente ante estos sucesos para la revisión y el control. (I)

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