La afluencia de viajeros fue continua, aunque no masiva, durante la mañana de ayer en la terminal interprovincial Quitumbe, ubicada al sur de la capital.

Cada 20 minutos aproximadamente, grupos de entre 40 a 50 personas atravesaban la zona de control de pasajeros en dirección a los andenes de abordaje. Allí, reemplazaban a quienes habían salido previamente de la infraestructura hacia distintos puntos del país.

Los embarcaderos ubicados en la parte occidental, desde los que parten los buses en dirección a la Costa, concentraban a la mayor cantidad de personas en busca de una unidad de transporte. Mientras que los  destinos del norte, centro y sur de la Sierra, así como de la Amazonía, eran menos requeridos.

José Meneses, conductor de la cooperativa Amazonas y cuya unidad se aprestaba a salir hacia Baños (Tungurahua), afirmó que para ellos las jornadas previas al feriado de 5 días que arranca hoy, no habían significado un incremento mayor de su actividad.

Mayra Bohórquez aguardaba junto con sus 3 pequeños a que su esposo, Jonathan, consiguiera ubicación en alguno de los autobuses de la cooperativa Macuchi, para viajar a Quevedo (Los Ríos). Ya tenían los boletos en sus manos, pero debían asegurarse de que la lavadora que llevaban como regalo navideño para la madre de ella cupiera en algún  compartimento de equipaje.

Los viajeros llegaban este viernes a la terminal de Quitumbe de manera continua, aunque no masiva.Junto a ella, funcionarios de la terminal terrestre esperaban el paso de los autobuses para colocar en las puertas, el sello de seguridad que evita que los conductores recojan pasajeros en el camino. Así se reduce la posibilidad de que delincuentes aborden los vehículos.

Asimismo, miembros de la Policía Nacional controlaban la identidad de los conductores y el estado mecánico general de las unidades, sobre todo de las llantas, antes de autorizar su salida.

En el interior del edificio, la situación se repetía: las ventanillas de las operadoras de transporte que sirven a la Sierra y a la Amazonía se encontraban prácticamente vacías; mientras que las cooperativas que viajan a  destinos de la Costa como Esmeraldas, Guayas, Los Ríos y El Oro recibían la visita ocasional de personas que se acercaban a preguntar sobre la oferta de pasajes.

En estos casos, la respuesta era negativa. La empresa Occidental, por ejemplo, exhibía carteles en los vidrios de su punto de venta informando sobre la carencia de boletos para hoy (viernes) y mañana (sábado). Una empleada de la cooperativa dijo que volverían a vender pasajes a partir del domingo.

1.800 vehículos diarios está previsto que se movilicen desde las terminales de Quito durante el feriado.Del mismo modo, la compañía Trans Esmeraldas ya no tenía espacio para viajar hasta mañana. Según el policía que custodiaba esa ventanilla, los asientos se habían terminado la noche del jueves.

Una de las particularidades observadas en el sitio era la presencia de gran cantidad de uniformados que, a más de precautelar la seguridad, se encargaban de ordenar a las personas ante las boleterías y controlar que el precio de los pasajes no fuera aumentado.

Mientras tanto, había largas filas frente a las ventanillas que agrupan a las empresas Zaracay, Alóag y Andina, las que se dirigen básicamente a Santo Domingo de los Tsáchilas.

Según Julio Uribe, conductor de una de dichas unidades, se habían observado filas continuas de 200 a 300 personas en busca de un pasaje a la provincia colorada hasta alrededor de las 02:00 de este viernes. “Lo que usted ve ahora (unas 100 personas aproximadamente) no es nada. Los buses están saliendo uno detrás de otro”, aseguró.

Germania Lituma, quien estaba encolumnada, aseguró que esperaba llegar a la capital “tsáchila” para desde allí, dirigirse a Guayaquil. Otras personas también confirmaron que usarían a ese lugar de conexión entre Sierra y Costa como puente hacia otros destinos, ante la carencia de enlaces directos.