José Luis Vinueza aún recuerda el 5 de marzo de 1987. Ese día, un sismo de 6,1 grados y otro de 6,9 sacudieron el norte del país a las 20:54 y a las 23:10, respectivamente.

Vinueza, quien entonces tenía 15 años, pasó esa madrugada con su familia en el bus de un vecino, acompañado de otros moradores.

Dice que amanecer dentro los vehículos disponibles fue una decisión espontánea que tomaron los adultos en previsión de que la tierra continuara moviéndose.

El ingeniero civil se mudó del noroccidente de la ciudad y hoy vive en un conjunto privado de La Armenia, sector del Valle de Los Chillos.

Dice que la noche del pasado martes sintió los movimientos telúricos superficiales ocurridos en la ciudad, pero que debido a su levedad durmió con su esposa y tres hijos en su vivienda.

Reconoce que no sabía que el parque de la zona, ubicado en la calle Sebastián de Benalcázar, es el sitio seguro establecido por el Cabildo para que los habitantes de ese punto de la capital se resguarden en caso de emergencias como sismos fuertes.

El parque La Armenia es, en efecto, uno de los 79 puntos seguros establecidos por las autoridades y distribuidos por toda la capital.

Veintisiete están en el sur, 12 en el centro, 28 en el norte y 12 en el área de los valles.

Vinueza no es el único quiteño que pone poca atención a las acciones preventivas, a pesar de vivir en una urbe construida sobre una falla tectónica y junto a un volcán activo (Guagua Pichincha).

María Clara Salazar dudaba ayer si el parque La Carolina es una zona segura, a pesar de que trota cuatro días a la semana y que en su parte externa existe señalética que lo identifica como tal.

La vendedora de seguros reconoció que lleva un buen tiempo que no revisa el contenido de la mochila de emergencia que preparó en su casa a raíz de la reactivación del Cotopaxi (agosto de 2015).

En el centro, las plazas del lugar son en su mayoría las zonas seguras de esa zona. Aquí la lista. (I)