Pocos quiteños prefieren las casas unifamiliares
Hace 10 años, en Quito, alrededor del 70% de la oferta inmobiliaria se enfocaba en casas unifamiliares y el 30% correspondía a departamentos. Hoy sucede exactamente lo contrario.
Dos son las razones principales para este cambio: los hábitos inmobiliarios de los capitalinos son otros y la ciudad no puede seguir creciendo de forma horizontal.
Según Germán Carvajal, de la división inmobiliaria de Market Watch, una empresa dedicada a analizar el mercado, las necesidades de las personas jóvenes, entre los 30 hasta los 45 años, ya no son viviendas de grandes dimensiones. Ellos buscan departamentos pequeños, pero bien ubicados.
A criterio de Carvajal, los jóvenes y adultos prefieren una vivienda pequeña porque tienen otras aspiraciones. Gastan más en autos, en servicios, comida, ropa, estudios, hasta en la mascota.
“La gente vive más y quiere vivir mejor. Ya se dio cuenta de que tener una casa grande no es vivir mejor. Es preferible tener algo chico y disfrutar de los ingresos en diversas cosas”, dice Carvajal.
Dentro de la ciudad existen muy pocos proyectos inmobiliarios con casas. Lo que sí hay son grandes edificios con departamentos.
Hoy la ciudad crece de forma vertical. La capital se une a la tendencia mundial de densificarse en altura. Actualmente la densidad poblacional en Quito, en los hipercentros del norte, es de 70 a 75 habitantes por hectárea, cuando lo aconsejable es de hasta 200 por hectárea.
Carvajal cree que poco a poco las casas desaparecerán de Quito, al menos del centro norte. Un ejemplo de este proceso es la avenida República de El Salvador (norte).
Ahí, hace unos años había solo casas. Hoy solo quedan 27 de estas viviendas por botar, pues la zona está llena de edificios. En el sector del Quito Tenis (norte) pasa lo mismo, solo quedan cerca de 60 casas.
Arturo Moscoso, abogado del Colegio de Arquitectos de Pichincha y asesor legal de OLX, explica que modificaciones sociales también inciden en el cambio de los hábitos de vivienda y, por ende, en la forma en cómo crece la ciudad. Hoy las parejas tienen menos hijos, hay solteros que no quieren casarse o parejas solas que buscan viviendas pequeñas. Además, un departamento es más asequible que una casa.
A criterio de Pablo Moreira, presidente del Colegio de Arquitectos de Pichincha, en la capital también se está observando otra tendencia mundial: la gente busca arrendar para no endeudarse en una hipoteca.
Se trata de la sociedad millenium, que no quiere dejar herencias ni tener deudas. Además, son personas nómadas, trabajan un tiempo en una ciudad, después migran a otra, se van a estudiar en otro país, vuelven y se mueven continuamente.
El crecimiento vertical también se da porque la ciudad ya no puede aumentar de forma horizontal por límites naturales. Hacerlo implicaría gastar en infraestructura de todo tipo, como alcantarillado, electricidad y obra vial hacia las periferias. Esto haría a la ciudad muy costosa.
A la par del crecimiento vertical, que no se da ni se dará en toda la ciudad, sectores alejados de la ciudad también están creciendo, como Cumbayá, Los Chillos, Pomasqui y Calderón. Allí si hay proyectos inmobiliarios con casas.
La gente migra en busca de mejores sitios para vivir, ya sea por seguridad o por tranquilidad. Para Moreira, muchos de los que se van a los valles lo hacen por su clima más cálido.
A criterio de Carvajal, el 75% de la gente que compra en el Valle de los Chillos proviene del sur de Quito. La gente del norte, que tiene mayores recursos económicos, está optando por ir a Cumbayá y Tumbaco, si no tiene los recursos, la alternativa es Calderón o Pomasqui.
Para Daniel León, agente inmobiliario ejecutivo de Re/Max, las personas, sobre todo con familias grandes, ya no buscan vivir en la ciudad. Los departamentos en las centralidades de Quito están quedando para personas solteras, para parejas sin hijos o con un solo hijo, y para personas de la tercera edad que quieren que todo les quede cerca a donde puedan llegar solo caminando.
A criterio de Carvajal, la puesta en funcionamiento del metro llamará la atención para el desarrollo de proyectos inmobiliarios alrededor de las paradas. “Eso hará que esta migración de gente se detenga”. (I)
En los valles hay proyectos inmobiliarios que cuentan con casas, aunque no son tan grandes como las de hace unos 20 años. Foto: Carina Acosta / El Telégrafo