Parques, muestra de la riqueza biológica quiteña
Los parques urbanos de la ciudad encierran la gran diversidad de la fauna y flora, que muchas veces pasa desapercibida en sus habitantes.
Lo más sencillo de identificar son las aves; basta con detenerse un momento en algún espacio verde para observar el vuelo de un gorrión, un quinde, un mirlo, incluso un búho. Un observador más atento podrá apreciar en el suelo caracoles, hormigas o algún escarabajo.
Un ejemplo de aquello es la reciente identificación de 187 especies de insectos en el parque Itchimbía (centro-oriente), entre ellos saltamontes, arañas cangrejo, ninfas, abejas y mariquitas.
El resultado de este trabajo es expuesto en el Palacio de Cristal del espacio.
Pero la cosa va más allá, pues según datos de la Secretaría Metropolitana de Ambiente, “el Distrito tiene una enorme riqueza biológica conocida”. La entidad señala que el 25% de la flora del Distrito es endémica; esto es propia y, en muchos casos, única.
En base a dicho criterio se han establecido 24 especies vegetales y animales como representativas de la ciudad, al considerar que su existencia es parte de la historia de la capital. Así, plantas como la tuna, el arrayán, la mora de Quito, el guabo son parte de este grupo. En la parte zoológica se cuentan, entre otros, la raposa, la mariposa, el escarabajo y el lobo de páramo. Una mención aparte merece el quinde (colibrí o picaflor), que es considerada ave emblemática de la ciudad.
Asimismo, la página ‘Quito, hábitat silvestre’ señala que alrededor de 1.000 especies de plantas vasculares y más de 50 variedades de tipos de aves integran la biodiversidad del cantón.
Uno de los parques por su extensión (570 hectáreas) es uno de los más biodiversos, el Metropolitano Guangüiltagua (centro-norte), en el que que hace dos meses hubo un incendio, que afectó más de 30 hectáreas.
En el lugar se encuentran alrededor de 24 especies de aves, entre ellas ocho tipos de quindes, además de quilicos, pájaros brujo, toritos chico, carpinteros de la sierra, huiragchuros, gorriones y diez más.
De igual manera, en el interior y en los alrededores del espacio se pueden hallar zarigüeyas, culebras bobas y conejos.
La bióloga María del Carmen Matovelle, experta en la flora y fauna del sector, señaló que en varias ocasiones tanto zarigüeyas como culebras bobas han sido halladas muertas en el parque. Por ello afirmó: “Las personas no deben hacerles daño pues son animales inofensivos. Ese es el caso de la culebra boba, que coloca sus huevos junto a los troncos de los árboles. En el caso de las zarigüeyas, la mayoría, son atropelladas”.
La bióloga añadió que se ha determinado que las áreas del bosque afectado por el incendio serán recuperadas aproximadamente en tres o cinco años. Aunque ya se puede observar el crecimiento de vegetación en el área quemada.
La flora forma parte del encanto de las áreas verdes capitalinas. Por ejemplo, en el vivero del parque Metropolitano existen más de 3.000 especies de plantas consideradas endémicas y entre estas se encuentran chilca, aliso, shanshi, iso y romerillo.
El antropólogo Juan Manuel Córdova, quien participó en la investigación sobre los insectos que habitan en el Itchimbía, comentó que para el desarrollo de las especies endémicas de la ciudad es determinante la proliferación de plantas originarias de la hoya de Quito.