Once paradas de transporte municipal están abandonadas en el norte de Quito
El olor a orine y excremento se percibe al ingresar a la antigua parada El Florón del Trolebús, ubicada en la intersección de las avenidas 10 de Agosto y República.
Las tres puertas que permitían el acceso a las unidades de transporte que circulan en sentido norte-sur ya no están y en su lugar hay un alambre amarrado.
Esta seguridad, sin embargo, es insuficiente, pues en el piso del andén se amontonan hojas de periódico, cartones e incluso alguna prenda de vestir, signo inequívoco de que personas han convertido el espacio en su morada.
Así lo confirman quienes transitan con frecuencia por ese sector del centro-norte capitalino.
Desperdicios y material vial se acumulan al interior de la parada El Florón (dirección norte-sur) del corredor municipal de transporte Trolebús. Foto: Mario Egas / et
Ronald y Pablo, dos venezolanos que viven desde hace 8 meses en la calle Mañosca, dicen que ven continuamente luces al interior de la parada durante las noches.
Una situación parecida ocurre en la estructura gemela ubicada unos 100 metros al norte y que se usaba como apeadero de los trolebuses en dirección sur-norte.
Ambas paradas permanecen allí como un rezago de la reconstrucción de 44 andenes del corredor Trolebús que ejecutó el Municipio entre octubre de 2015 y mediados de este año.
Susana Flores, quien trabaja como secretaria en una empresa cercana, dice que el Cabildo debió derrumbarlas o, bien, darles algún uso.
A su juicio, mantenerlas en ese estado de abandono genera peligro para quienes transitan por el lugar. “No quiero sonar discriminatoria, pero he visto el aspecto de las personas que usan las paradas como dormitorio y me da miedo”.
El hecho ha sido mencionado en redes sociales. Y esta semana, vecinos del área acompañaron a la concejala independiente, Daniela Chacón, a un recorrido en el que le expresaron su preocupación por el tema. Esos no son los únicos casos de infraestructura de transporte abandonada en el norte de Quito.
Los vecinos de los sectores ubicados alrededor de las paradas en situación de abandono piden que se las destruya o que sean utilizadas. Foto: Mario Egas / et
Algo similar ocurre con las estaciones instaladas sobre la av. Diego Vásquez de Cepeda (norte) durante la Alcaldía de Paco Moncayo, con la idea de extender hacia Carcelén el Corredor Central-Norte o Metrovía.
En su momento, la negociación con el consorcio que opera la Metrovía no prosperó y nueve andenes han permanecido durante tres administraciones municipales sin uso y abandonados.
En algunos casos, como la parada Ponciano, en sentido sur-norte, la puerta principal de acceso ha desaparecido y adentro se arruman desperdicios y basura.
Algunos de estos espacios también sirven como habitación de personas pobres. Ayer, por ejemplo, dos personas se hallaban al interior de la parada construida frente al hospital San Francisco de la Seguridad Social. Negaron que vivieran allí y dijeron que se hallaban descansando. Sin embargo, la presencia de algunas pertenencias hacía poco creíble esta afirmación.
Dos personas se encontraban ayer al interior del andén de la extensión del Corredor Central-Norte ubicado junto al hospital San Francisco, del IESS. Foto: Mario Egas / et
Así mismo, el andén Albert Einstein (sur-norte) mostraba huellas de que es habitado periódicamente.
Gloria Sangucho, vecina de Carcelén, lo confirmó y añadió que debería destruirse o darse uso a las paradas, extendiendo el corredor, una oferta de campaña pendiente. (I)
La parada Albert Einstein (sentido norte-sur), que debía operar desde hace una década en la extensión de la Metrovía, es usada como dormitorios. Foto: Mario Egas / et