Los niños saben dónde encontrarlos. Todos los fines de semana están en el mismo sitio: el parque La Carolina, en el costado que da a la avenida Amazonas. Alrededor de 10 caballos esperan apacibles entre los árboles la visita de los menores, quienes corren a su encuentro cuando los ven a lo lejos.

Con emoción y miedo, los niños montan a los altos animales con la ayuda de sus padres. Sus ojos brillan mientras acarician el lomo de los mansos animales y sonríen cuando estos empiezan a caminar.

Paúl Bustos visita el parque los fines de semana justamente por la presencia de estos animales. Su hija de 4 años ya los monta con soltura.

A criterio de Bustos, pasear a caballo, además de ser divertido, ayuda a su hija a mejorar la motricidad. Considera importante que los niños tengan esta cercanía con los animales porque se vuelven solidarios con todo tipo de seres vivos.

Los paseos a caballo en el parque La Carolina son un servicio que lleva alrededor de 3 décadas. Lucila Ríos fue la iniciadora. Tras su muerte, hace 10 años, su hija Fabiola Suárez se hizo cargo de este trabajo. Hoy labora con 5 familiares más y con jóvenes que deseen ganarse una propina por guiar a los animales.

Además de brindar diversión a grandes y adultos, los caballos también cumplen funciones terapéuticas en niños con discapacidad.

Cinco animales, los más mansos, son los destinados para esta actividad. Los menores pasean en su lomo, pero sin montura, esto permite que los niños se acuesten sobre ellos y hacer ejercicios terapéuticos gracias al movimiento.

Los caballos llegan al parque en un camión desde Pifo, una parroquia ubicada al nororiente del Distrito Metropolitano de Quito. Zanahoria, alfalfa, pasto y comida especial para caballos son los alimentos de estos apacibles animales que entre semana se dedican solamente a descansar.

Para que estos caballos criollos estén tranquilos con la presencia de humanos, desde muy pequeños están expuestos al contacto humano.

Según Suárez, estos son animales muy inteligentes y les gusta recibir cariño de quienes cabalgan en ellos. Además es necesario montarlos en la calle para que se acostumbren a los carros. Prácticamente son caballos de ciudad.

El costo del paseo, de 15 minutos, es de $ 2,50 para niños y $ 3, adultos, fines de semana y feriados. (I)