Pedro Soria acude casi todos los días al parque La Carolina, en el centro norte de Quito. Soria no entiende la lógica que sigue la Alcaldía en la rehabilitación del espacio verde, proyecto en el que se prevé invertir $ 4 millones.

Le llama la atención, por ejemplo, que la semana anterior se levantara el asfalto de la pista atlética del lugar, el cual —a su juicio— “se encontraba en buen estado”.

El Municipio reasfalta en estos días el anillo de entrenamiento y proyecta colocar una capa de material sintético, para facilitar el trote y reducir el riesgo en caso de caídas.

Soria no justifica la inversión y opina que “deberían atenderse otros parques de la ciudad”.

Tampoco Laura Zúñiga, otra usuaria del espacio público, comprende los cambios que se hacen en la Cruz del Papa, erigida tras la visita de Juan Pablo II al país en 1985.

A ella le parece que el reemplazo de la base, “que no tenía mayores problemas, es un gasto innecesario para la ciudad”.

Estas obras municipales contrastan con los problemas por los que atraviesan otras zonas de Quito.

En el sector de la Ciudadela Hospitalaria, de la parroquia Conocoto (al suroriente), por ejemplo, el Cabildo inició hace 4 meses, la instalación del alcantarillado.

La obra, ansiada por los moradores, ha traído consigo problemas, pues los trabajadores municipales dejaron, tras sus labores, huecos, resquebrajamiento del pavimento y adoquinado, además de material regado en el suelo. “La lluvia del pasado miércoles, ya afectó a varias viviendas del sector, puesto que los sumideros se encuentran tapados con lodo y tierra. Los trabajadores del Municipio no vienen a arreglar hace meses las calles”, comentó el morador Eugenio Garzón.

Un caso similar es el del barrio San Mateo (al sur). Hace un par de meses, el Cabildo concluyó el adoquinamiento de las vías principales, las que hoy muestran hundimientos y orificios por fugas de agua.  

Los moradores dicen que han pedido el arreglo, pero que ello no ha ocurrido hasta la fecha. (I)