La reducción del acceso al agua plantea un desafío para la capital
La reducción de los caudales naturales; la baja en la calidad del agua; el alejamiento cada vez mayor de las fuentes de abastecimiento del líquido y el incremento del conflicto entre demanda para el consumo humano y las necesidades de regadío son algunos de los riesgos que el cambio climático acarrearía sobre la ciudad.
Así lo establece el estudio Adaptación al Cambio Climático elaborado por la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (EPMAPS) y en el cual se determinan algunas acciones que debe tomar la ciudad para evitar dificultades futuras de abastecimiento del recurso.
El eje principal tiene que ver con la ejecución de proyectos para garantizar el abastecimiento de agua para el Distrito Metropolitano de Quito (DMQ) hasta el año 2040. Algunos de estos requieren una implementación inmediata porque el límite temporal de cobertura establecido para los 4 grandes sistemas de abastecimiento de agua con los que cuenta actualmente el DMQ vence en 2020.
Incluso, la irregularidad en la presencia de lluvias en la capital y la extensión de los días secos han generado problemas de distribución del líquido en la zona noroccidental de la urbe en 2015, algo que no ocurría hace muchos años.
Desde el 1 de diciembre, por ejemplo, 16 sectores ubicados en la parte alta de Cotocollao están sometidos a un proceso de entrega del líquido de manera racionada.
Se trata de los sectores Pablo Arturo Suárez, Pedernales, Corazón de Jesús, Cóndor Mirador, La Escuela, Santa María (alta, media y baja), Escuela Carlos José Peralta, Santa Anita (alta y media), San Francisco, África Mía, Juan Hidalgo, San Luis y Nueva Esperanza.
Estos barrios reciben servicio de agua cada 2 días mediante un cronograma previsto hasta el 31 de diciembre a causa, según información de la EPMAPS, de la “reducción de agua en las fuentes que abastecen a los sectores Atucucho y Santa María”.
La misma zona ya sufrió problemas similares y por la misma causa durante la segunda mitad de septiembre pasado. El problema fue oficializado por el Cabildo en la segunda semana de septiembre, aunque los vecinos del barrio Santa Anita ya se quejaban del problema desde agosto.
La extensión y el incremento de la severidad de la época seca en la ciudad, atribuida al cambio climático, ha sido determinada por el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) en un aumento promedio de 2 grados centígrados durante los últimos 100 años.
A ello se suma la cultura de desperdicio de agua que existe entre los capitalinos. Esto se evidencia en que una familia quiteña promedio consume aproximadamente 24 mil litros de agua potable al mes, según registros de la EPMAPS. Esto equivale a una dotación de alrededor de 200 litros diarios de agua por habitante, o 7.500 litros por segundo del líquido vital para satisfacer las necesidades de la ciudad.
Dichas cifras contrastan con datos de organismos internacionales que sitúan en un promedio de 170 litros diarios por habitante el consumo de agua en la región. Esto equivale al uso, por parte de los quiteños, de 30 litros adicionales al día.
Si se compara la situación con la de países vecinos, se tiene que mientras los 2,3 millones de habitantes del DMQ usan 200 litros de agua al día cada uno, los 7 millones de residentes en Bogotá (Colombia) requieren de 140 litros diarios.
Carlos Espinosa, gerente de operaciones de la EPMAPS, dijo hace poco a EL TELÉGRAFO que si se desarrollaran hábitos de ahorro, los quiteños realizarían sus actividades diarias utilizando 100 litros y una familia promedio (5 miembros) gastaría unos 15 mil litros de agua al mes.
En cualquier caso, está previsto que debido al crecimiento demográfico (4,2 millones de habitantes dentro de 25 años), el requerimiento actual del distrito 8.350 litros de agua por segundo (l/s) se eleve a 10.300 l/s en 2040.
Y para paliar el inicio de dicho déficit, el próximo año se prevé iniciar la construcción del proyecto Chalpi (ver gráfico), primera fase del Proyecto Ríos Orientales (PRO).
De acuerdo con la Actualización del Plan Maestro de Agua Potable, desarrollada en 2011 por la consultora Hazen & Sawyer, P.C., la captación de agua del río Chalpi Grande y sus afluentes le permitirá a la ciudad contar con 895 l/s adicionales.
La implementación de todas las obras de captación, potabilización y distribución de agua descritas en el documento requeriría una inversión de $ 464 millones. Uno de los desafíos de la ciudad para garantizar el abastecimiento futuro de agua es ayudar al sostenimiento de los ecosistemas en los que se genera el líquido.
El glaciar y páramo del Antisana es uno de ellos. Esto resulta especialmente importante si se toma en cuenta que alrededor del 40% del líquido que consume la ciudad proviene de allí.
Durante la pasada Alcaldía, se dieron pasos en ese sentido a través de la compra, en 2011, la hacienda en la que se encuentran las fuentes de agua del proyecto Mica-Quito Sur.
En los páramos del Antisana existen unas 120 mil hectáreas de almohadillas. Se trata de una especie de esponja natural que almacena durante los meses de lluvia (de febrero a mayo y entre octubre y noviembre, regularmente) hasta 70 veces su peso en agua. Y cuando está llena desaloja los excedentes a través del suelo hasta las vertientes de la zona. Este proceso natural es resguardado por 8 guardabosques que se distribuyen en 5 rutas para vigilar el páramo.
La Municipalidad también ha ejecutado varios proyectos de reforestación. (I)