Una descarga eléctrica puede contener la energía equivalente a más de 100 mil kiloamperios
La inestabilidad invernal causa los rayos
Gerardo S., de 22 años, fue alcanzado el 16 de abril por una descarga eléctrica desprendida de un transformador alcanzado por un rayo en el sector de San Rita (al sur).
El muchacho fue trasladado al Hospital del Sur Enrique Garcés, donde se recuperó del accidente que afectó una de sus manos y un pie.
Un hecho similar ocurrió en el valle de Los Chillos el 26 de marzo, cuando una descarga afectó a 52 aspirantes a agentes civiles de tránsito que se encontraban formados durante una precipitación.
En este caso, los involucrados tampoco tuvieron afectaciones graves y pudieron continuar su capacitación al día siguiente.
La presente estación lluviosa se ha caracterizado por fuertes precipitaciones y la ocurrencia de tormentas eléctricas en un número considerado elevado por los habitantes de la ciudad.
Sobre esto, Carlos Naranjo, director del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), señaló que la época lluviosa que soporta el país tiene como característica la inestabilidad y que en una misma jornada se pueden registrar diferentes niveles de temperatura.
Esta situación contribuiría a la generación de tormentas eléctricas.
Esto porque dichos fenómenos se deben a la coexistencia de 3 factores. El primero es la existencia de humedad en el ambiente, el acompañamiento de altas temperaturas durante el día y la formación de una nube vertical que puede alcanzar alturas de 12 kilómetros. “La formación de esta nube se produce por el calor que se genera en el ambiente, que se evapora en la tarde.
Al inicio, ese vapor forma una nube blanca intensa. A medida que transcurre el tiempo y aumenta la altura, se vuelve gris y genera rayos. Estos son ocasionados porque el viento ascendente y descendente provoca que los iones (cargas eléctricas) que se encuentran en la parte superior e inferior de la nube cierran sus circuitos y se producen los rayos, los cuales están acompañados por truenos”, dijo Naranjo.
De acuerdo con Naranjo, en 20 días, la ciudad ha registrado 7 tormentas con una duración cercana a las 4 horas. “Al ser una año muy irregular, el comportamiento de la época lluviosa ha provocado un número mayor de tormentas eléctricas. Datos estadísticos indican que las tormentas se redujeron entre los años 2010-2014 y que este año la cifra se incrementó”, dijo Naranjo.
Patricio Oviedo, técnico de una empresa encargada de la colocación de pararrayos, comentó que en la ciudad no hay una cultura de precaución sobre este fenómeno.
No obstante, dijo que en la última década la mayoría de edificios e industrias han optado por la protección de un pararrayos, que evitan que las descargas dañen la infraestructura, equipos e incluso atenten contra la vida de las personas.
Según Oviedo, la mayoría de usuarios de la empresa viven en el sur de la ciudad, el sector más propenso a sufrir tormentas eléctricas.
Hace unos 4 años, el Municipio de Quito aprobó la ordenanza 003 que establece que las edificaciones que empleen estructuras metálicas, que superen los 12 metros de altura y aquellos edificios que almacenen sustancias tóxicas, radiactivas, infumables o explosivas deben contar con pararrayos.
En el Ecuador, la caída de rayos no se encuentra entre una de las causas de muerte más comunes, a diferencia de otros países, como EE.UU., donde la cifra alcanza los 700 fallecidos por año. Mientras que en nuestro país se registra una incidencia de 0,3 muertes por impactos de rayos por cada millón de habitantes. (I)