La fe es el motor de los peregrinos al Quinche
En parejas, grupos familiares o de amigos, miles de personas recorrieron la noche del viernes los cerca de 50 kilómetros que separan a Quito del Quinche, en la primera de las peregrinaciones planificadas para este fin de semana en honor de la virgen que se venera en la parroquia rural capitalina.
La travesía es, en sí misma, una demostración de fe, no solo por la distancia que se debe recorrer a pie, sino también por las condiciones de constantes subidas y bajadas y el frío nocturno que deben afrontar los peregrinos.
En algunos casos, el cometido parece imposible de cumplir, sobre todo cuando la tarea se realiza con niños de pecho en brazos o abordo de coches de bebé. Anteanoche, ese era el caso de Yolanda (no reveló su apellido), una mujer que se desplazaba por la Panamericana Norte llevando a su pequeño de pocos meses. La acompañaba de cerca su esposo, quien prefirió mantenerse al margen de la conversación con el equipo periodístico.
La pareja había llegado desde la ciudad de Santo Domingo, en donde viven, junto a un grupo de 13 personas más para cubrir la ruta. Se trataba de un gesto de agradecimiento a la Virgen por haber liberado a Yolanda "mediante un milagro" de un tumor en uno de sus senos.
Contó que la primera caminata la realizó luego de que le fuera detectada la masa por sugerencia de su cuñado Darío, quien salió bien librado de una lucha contra un cáncer detectado en la garganta, también por intervención divina.
Aunque menos dramático, el caso de Rocío Calix también respondía también a una cuestión de fe. La habitante de Tulcán había llegado ese día desde la capital del Carchi para cumplir con la caminata que realiza desde hace tres años. En su caso, la peregrinación al Quinche era para agradecer a la patrona del santuario no por la salud perdida, sino por haberla mantenido para ella y sus tres hijas; una de ellas, una pequeña que viajaba sentada en un endeble coche de bebé. La carchense iba a presentar sus respetos, además, por "la comida, el trabajo y, en fin, la vida".
La fe en la Virgen de los romeriantes la comparten los comerciantes que se apostan de tanto en tanto en la ruta a ser recorrida. Rosa Paucar, quien ocupa este fin de semana uno de los puestos adecuados en el descenso a San Miguel del Común, afirmó que la caminata es una oportunidad para redodear unos ingresos que siempre son escasos. La vendedora reconoció que se encomienda a la imagen venerada para pedirle que el negocio sea bueno.
Lo hace con la fe de quien por décadas fue infaltable peregrina hasta El Quinche. Afirma que abandonó la costumbre por razones económicas, en primer término, y por algo de disgusto: "ahora hay mucha gente que camina más por novelería, que por fe. Hubiese visto como eran antes las cosas; había rezos, cantos y mucha devoción".
La noche de este sábado está prevista la segunda peregrinación al santuario mariano, por lo que se repetirán las restricciones de circulación vehicular tanto por la Panamericana Norte como por la carretera E-35, hasta el amanecer. El acceso al aeropuerto Mariscal Sucre será posible a través de la Ruta Viva. (I)