La creatividad y el reciclaje confluyen en parque Itchimbía
El reciclaje y el talento son el común denominador de los artesanos que desde el jueves exponen sus obras en el Centro Cultural Itchimbía, en la feria de artesanías llamada “El espíritu de los materiales”.
“Todo sirve”, asegura Daniel Geerken, un joven artesano que encontró en las partes y piezas de las bicicletas su materia prima. Con un amigo, también amante del reciclaje, elabora carteras, lámparas y muñecas con el caucho de las llantas, piñones y aros de aluminio. También convierte las botellas plásticas en cofres o monederos, mientras que su compañero recicla discos de acetato para hacer cuadernos y mochilas.
Daniel confía en que la feria ayude a difundir su trabajo, pues desde hace tres años la artesanía es su única fuente de ingresos.
Andrea Ruíz, en cambio, descubrió en el reciclaje la manera más idónea para proteger el medioambiente. Luego de investigar los diferentes usos que se podría dar al plástico, empezó a recolectar las botellas que la gente arroja a la calle.
En su casa armó un pequeño taller para lavar y dar forma a los desechos de otras personas. Asientos, sillas y piezas decorativas son parte de su arte, que ha tenido gran acogida entre el público por la creatividad de sus diseños.
La hojalatería, un oficio casi olvidado, también se expone en el Itchimbía. Manuel Silva, de 81 años, aprendió el oficio de su padre y llegó a Quito para instalar su propio negocio. Desde hace 57 años elabora cocinas, refrigeradoras y demás enseres de cocina en tamaño miniatura. “Antes, los niños jugaban a la tiendita y usaban esos enseres, ahora los mayores son quienes compran porque se acuerdan de esa época”.
Además construye faros, hornos, candelabros, regaderas, entre otros artículos para el hogar, cuyos precios oscilan entre los seis y ocho dólares. Pero con nostalgia comenta que en Quito sólo existen dos personas que conservan el oficio, pues “el resto de mis compañeros han muerto”.
Instrumentos musicales hechos de barro, piezas decorativas elaboradas con papel reciclado, compresas medicinales reutilizables y alimentos orgánicos también forman parte de la exposición.
Para María Moreno la feria fue un espacio propicio para mostrar el talento de los ecuatorianos. “Da gusto saber que nuestros artesanos son tan creativos y que hacen cosas hermosas y útiles para el hogar. Lo más importante es que reutilizan materiales, por eso es importante que las autoridades los sigan apoyando”, manifestó la visitante.
Las piezas decorativas como velas de cera de abeja, lámparas de vidrio, manteles bordados a mano y cofres tallados en madera, también se ganaron la admiración del público, que vio precios justos en relación al esfuerzo de los artesanos. La exposición concluye hoy, pero varios de ellos ofrecen sus productos cada sábado en la Plaza Foch.