El tráfico en los sectores de El Trébol y La Marín, en el centro sur de la ciudad, es un inconveniente diario para los ciudadanos que viven en las zonas del Valle de los Chillos, el Centro Histórico y sur de Quito.

En las horas pico, en varios kilómetros y en algunas direcciones se produce congestión vehicular.

Por ejemplo, largas filas de autos se registran en el sentido sur-norte de la Avenida Velasco Ibarra (antes Oriental) a partir de las 07:00; igual ocurre en la autopista general Rumiñahui, donde desde el cruce del peaje, la fila de autos tarda más de 15 minutos en llegar al Playón de la Marín, en el que entran y salen las unidades de transporte público que circulan por la zona del valle.

Como solución, hace 15 días el Municipio implementó un contraflujo en la Avenida Velasco Ibarra, que se tomaba tres carriles de la vía en un sentido u otro dependiendo de la necesidad (sur-norte en las mañanas y norte-sur al anochecer). No obstante, las filas de vehículos se extendían a todo lo ancho de la avenida en esos momentos; y aunque el tráfico fluía, se formaba un cuello de botella en el sector de la Vicentina, antes de llegar al coliseo general Rumiñahui.

Diego Coronel, quien habita en el sector del puente 9 de la autopista, recorre la zona diariamente, ya que trabaja en la parte norte de la ciudad. Él comentó que llegar al peaje le toma de cinco a ocho minutos, pero que la situación es diferente al pasar ese punto, pues requiere de casi media hora para llegar al sector del coliseo.

Así mismo, un automotor que viaja del Playón de la Marín al peaje alrededor de las 07:30 (a una velocidad de 30 km/h), solo se lleva 10 minutos. Y a la misma hora pero en sentido contrario, la velocidad disminuye a entre 5 y 10 km/h, y recorrer el tramo toma el doble.

Por el sector de la Marín a diario circulan unas 10 líneas de buses que provienen del valle

Según datos de la Secretaría de Movilidad, correspondientes a 2010, el flujo vehicular en el sector del Playón, la Marín y la Av. Pichincha en la mañana (06:30 a 07:30), en sentido sur-norte, es de 93.000 automotores. Al anochecer (18:30 a 19:30) en dirección opuesta recorren 90.000 vehículos. Mientras que el número de transeúntes que circula desde el Playón hasta la Av. Pichincha a diario es de alrededor de 100.000 personas.

“El tráfico es complicado en horas de la mañana. En el Playón siempre ocurren embotellamientos, no importa la hora; aunque en el transcurso del día baje el flujo de pasajeros. Por ejemplo, yo en las horas pico llevo a muchas personas en mi unidad, pero hasta después del mediodía tengo de 10 a 15 pasajeros”, comentó Marco Martínez, conductor de la cooperativa Nacional.

Por el sector de la Marín a diario circulan unas 10 líneas de buses que provienen del valle, 13 del sur de la ciudad y cinco del norte.

En ese contexto, la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) anunció que este fin de semana evaluaría la eficiencia del contraflujo aplicado en la Av. Velasco Ibarra hasta el viernes, para decidir si la medida se retoma o es suspendida definitivamente.

Mientras tanto, el problema del tráfico se ha agudizado en los últimos dos meses por la realización de obras viales en el barrio la Tola. Esto sucede porque en los trabajos está implicada la calle Valparaíso, vía que junto con la Ríos es usada como ruta de desfogue por algunos conductores; sobre todo por quienes habitan en la zona. La segunda evita el cruce por el Playón hacia el norte y la primera impide que los vehículos transiten directamente por la Marín y la Av. Pichincha en la misma dirección.

Allí, el Cabildo ejecuta obras de mantenimiento vial y alcantarillado, las que tomarían unos 15 días más, según Larry López, técnico del Cabildo. Estas adecuaciones causan desvíos y embotellamientos.

“Ahora, los buses de la cooperativa Quito, que nos trasladan hasta la Tola Baja, por el arreglo de la vía tiene que recorrer el interior del parque del Itchimbía para luego bajar por la calle José Aguirre. Solo en ese tramo el bus se demora alrededor de 15 minutos. Pero el paso por el parque es solo para los buses; los vehículos particulares transitan por la Oriental”, indicó Silvia Andrango, moradora de la Tola.