Parte de los 69 comerciantes informales que desde hace unos cuatro años ocupaban las veredas de la calle Julio Andrade, en el ingreso del barrio Nueva Aurora (suroccidente de Quito), aceptó ayer reubicarse en mercados y plataformas de las zonas aledañas.

Esto sucedió tras un operativo iniciado la madrugada del martes por  policías nacionales, metropolitanos y personal de la Comisaría de Aseo, Salud y Ambiente de la Administración Zonal Quitumbe, que impidió que  continuaran con su negocio.  

Según Aracely Jiménez, jefa de Desarrollo Humano Sustentable de la Administración, con los 10 comerciantes con los que se había conversado hasta el mediodía de ayer, se había logrado un arreglo. Unos habrían aceptado trasladarse a la plataforma de ventas de Guamaní; otros al mercado del barrio Martha Bucaram, y en otros casos, se habían logrado acuerdos con propietarios de inmuebles de la propia calle Julio Andrade, para el alquiler de locales y garajes con fines comerciales.

La funcionaria añadió que del mismo modo en que se dialoga con cada persona, de inmediato se le busca solución al problema. Para ello, se habrían destinado vehículos y personal municipales que estarían acompañando a cada uno hasta ubicarlo en su nuevo sitio de labor e incluso ayudarían a negociar las condiciones de los arrendamientos.

Mientras tanto, un grupo de aproximadamente 20 comerciantes permanecía en el exterior, a la expectativa. Una de ellos, Mónica Morocho, quien se identificó como dirigente, manifestó que los vendedores no estaban satisfechos con las propuestas de las autoridades. Esto fue secundado por varios de sus compañeros, quienes exigieron que se les diera una solución en conjunto. El grupo pide que se les construya una plataforma en un espacio no ocupado del parque acuático que existe en Bella Aurora. Y argumentaron que aquello es posible, pues saben que se permitirá la presencia de  comerciantes en el sitio.

Al respecto, Jiménez aclaró que algunos de los ciudadanos involucrados sí serán establecidos en el espacio, donde habrá lugar para 18 comerciantes. Pero añadió que deberá tratarse de negocios de expendio de comida preparada bajo normas técnicas. Dijo que en el sitio se tiene previsto ampliar la zona de  esparcimiento y construir piscinas, por lo que no se podría permitir la venta de productos como legumbres o mariscos no procesados.

De su lado, los comerciantes afirmaron que solo aceptarán una solución que cumpla sus expectativas; mientras, la jefa departamental dijo que esas personas deberán acogerse a las opciones planteadas y que los policías custodiarán la Julio Andrade cuanto sea necesario.

VECINOS DICEN “NO” A VENTA EN LAS VEREDAS

Clara Pazos, quien actúa como dirigente en el barrio Nueva Aurora, afirmó ayer que la inseguridad e insalubridad son solo algunos de los problemas derivados de las ventas en las aceras de la calle Julio Andrade.

Y como ejemplo de los problemas dijo que hace unos 15 días, una niña de unos tres años, hija de una de las comerciantes callejeras, fue atropellada y resultó muerta cuando se escapó a la calle.

En tanto, el mecánico Alex Cuichán aseguró que existe unanimidad entre los moradores sobre la desaparición de las ventas informales y sobre el impedimento de que se las ubique en una zona aún no ocupada del parque acuático. Cuichán añadió que esa es la única área declarada como segura del sector, en donde deben reunirse los habitantes en caso de alguna emergencia.