El desorden marcó ayer el comienzo de las conversaciones entre trabajadores autónomos y funcionarios de la Agencia Metropolitana de Comercialización.

Los vendedores callejeros que no pertenecen a ninguna organización registrada impusieron a gritos su criterio en las oficinas de la entidad municipal.

Así consiguieron que Samuel Robalino, director de Comercio Autónomo de la Agencia, recibiera a 7 personas, escogidas de listas conformadas por quienes buscan que se les reconozca como comerciantes ambulantes y que se les permita laborar en el distrito.

Robalino recibió un indeterminado número de listados, los mismos que contenían 2, 3 o más nombres, estaban escritos (en su mayoría) a mano y muchos en hojas de cuadernos, libretas u otros implementos escolares.

Entre tanto, dirigentes de organismos, como la Federación de Comerciantes Minoristas de Pichincha (Fecomip) y la Federación de Comerciantes Minoristas (Fedecomi), no pudieron ingresar a la reunión.

Los vendedores autónomos alegaron que ellos no los representan y que temen que solo aboguen por los socios de sus organizaciones. Aquello ocurrió a pesar de que María Ortega, presidenta de la Fecomip, insistió en que en las conversaciones hablaría por todos los comerciantes, formen parte de una asociación o no.

Al consultarle a Robalino por qué no se utiliza la información recopilada en el proceso de regularización iniciado para 6.500 trabajadores autónomos por la anterior Alcaldía, respondió que “nunca fue concluido (3.850 vendedores de la calle restaban por ser legalizados)”.

El funcionario añadió que al asumir el cargo, se encontró con que había más de 9 mil personas que no fueron tomadas en cuenta”, algo que buscaría remediar.