Fundación Reina de Quito quiere asumir el certamen
La Alcaldía de Quito invertirá los recursos ($ 150.000) que hasta el año pasado se usaron para elegir a la reina de la ciudad, en “revalorizar a la mujer desde otros espacios”.
La noticia la dio en la mañana la presidenta del Patronato Municipal, Liliana Yunda, hermana del alcalde Jorge Yunda.
En el comunicado oficial del Municipio se explica que los concursos de belleza “reproducen roles de género que construyen imaginarios y estereotipos sociales”. El objetivo es que Quito promueva distintos tipos de belleza, sin discriminación.
En todas las ciudades del país, capitales provinciales y cabeceras cantonales se realizan concursos de belleza en los que los municipios, muchas veces, gastan recursos que no tienen y que pueden ser empleados en obra social.
Ángel Orellana, especialista en gestión cultural, considera que el costo de un certamen de belleza -que incluye contratación de artistas- no cuesta menos de $ 100.000 en municipios pequeños como Portovelo, en la provincia de El Oro, por ejemplo. Aunque en ese cantón el dinero proviene de la autogestión, aclaran las autoridades locales.
En Manta, provincia de Manabí, los dos últimos años la elección de la reina la organizó una empresa privada. En 2018 el gasto fue de algo más de $ 110.000. El 40% lo financió el Municipio y el 60% por autogestión.
Giselle Rosado, de la empresa Reflejos, explica que el reinado es “una inversión muy buena, porque genera movimiento económico a la ciudad”. Detalla que gana el diseñador de moda, el coreógrafo, las peluquerías, el que vende el calzado, el artista y el animador.
En Portoviejo, capital de la provincia de Manabí, el costo del reinado de la ciudad está en $ 80.000 y los organizadores afirman que los recursos son de autogestión.
En el caso de Quito, este año hubiese sido la edición número 60 del certamen. Sofía Arteta, directora ejecutiva de la Fundación Reina de Quito, afirma que su organización ha solicitado al Cabildo capitalino asumir completamente los costos de la organización.
De esa manera, no se invertirían recursos públicos sino sería autogestión. Por tanto, insiste en que es prematuro hablar de un legado de la fundación que preside o del concurso mismo, porque aspira a que los proyectos continúen.
En Cuenca, en cambio, se calcula que el costo del certamen supera los $ 100.000 y de este se encarga la Fundación Reinas de Cuenca, la cual sostiene que los recursos en su totalidad se obtienen de autogestión.
Sin embargo, son las empresas públicas del cantón las que invierten en forma de auspicios.
La activista guayaquileña María Fernanda Carrera concuerda con que este tipo de certamen “sea algo netamente privado”, donde los Municipios no gasten dinero de los contribuyentes. “Esto les conviene a las empresas privadas y ellas deben invertir”, insiste.
En el puerto principal, una representante de la Fundación Reina de Guayaquil destaca que antes que hablar de costos e inversión pública de los concursos de belleza, prefiere hacerlo de la labor social que realizan las reinas y la fundación.
Alejandra Masson, del colectivo No esperes que te pase, aplaude la iniciativa del Municipio de Quito, porque considera que es un esfuerzo para erradicar la violencia contra la mujer.
Coincide en que estos concursos lo único que hacen es perpetuar estereotipos. (I)