Marina de Yánez comparaba ayer lo ocurrido la tarde del lunes en el barrio San Carlos, en el norte de Quito, con los efectos que tuvo el huracán Katrina en el área de Nueva Orleans (EE.UU.) en 2005.

Anteayer, un colector ubicado a pocos metros de su vivienda se taponó en la intersección de las calles Pedro de Alvarado y Ruperto Alarcón, llenando de lodo cinco casas construidas bajo la acera oriental de la primera de esas vías.

La vivienda de Marina no resultó afectada, pero ella indicó que no pudo dormir tras el siniestro, por temor a que una eventual lluvia complicara la situación del alcantarillado de la zona.

La mujer calcula que el hecho ocurrió alrededor de las 14:00, cuando las tapas de las alcantarillas de la Pedro de Alvarado volaron y el agua lodosa empezó a cubrir la principal arteria vial de San Carlos.

Unos 50 metros al sur, su vecina y tocaya Marina Miranda Rojas (56 años) no podía contener las lágrimas este martes. Su propiedad fue probablemente la más afectada por el siniestro.

Miraba desconsolada los sillones, mesas, cocina y más enseres que  rescató entre el lodo que ingresó desde la calle y a través del sistema de desagüe a la planta baja de su casa.

Las pertenencias de la mujer, aún con rastros de tierra y humedad, estaban apiladas en un garaje construido a la altura de la calle. El resto de la construcción y las demás casas afectadas están edificados a desnivel como buena parte de los inmuebles de San Carlos.

Ayer, en las paredes del patio y del interior de la vivienda de Marina Miranda se observaban todavía las marcas que dejó el material acumulado a la altura de 70 a 80 centímetros.

La evacuación, según testigos, le tomó a los bomberos y a los trabajadores de la empresa municipal de obras públicas hasta la madrugada de ayer. La principal damnificada recordó que cosía una camisa, cuando escuchó un ruido al que inicialmente no le dio importancia.

Se encontraba sola porque el mayor de sus hijos estaba en su trabajo y el otro, en clases, en la Politécnica. Los silbidos de alerta que le lanzaron algunos vecinos desde afuera le hicieron percatarse sobre lo que ocurría en el sector y en su vivienda.

Ayer, Miranda esperaba que el personal del Municipio y de los Bomberos regresara para que la ayudaran a limpiar los restos de lodo que quedaron en el interior de la vivienda. También deseaba conocer si en su caso, y en el de sus otros vecinos afectados, se activaría el Fondo de Emergencia de la ciudad para reparar los efectos que provocan las emergencias.

Entre tanto, personal y maquinaria de la constructora Luis Benítez completaban ayer la limpieza del colector obstruido.

Un técnico, quien prefirió omitir su nombre, afirmó que en el interior del tubo se halló un tronco que atribuyó a actividades de tala ilegal que se habrían realizado en el sector conocido como ‘La Invasión’, del barrio La Pulida.

Los restos del corte de árboles, ubicados en el área protegida de las faldas del Pichincha, habrían sido los causantes del taponamiento de la tubería de conducción de aguas lluvia y servidas.

Marina de Yánez opinó que la tormenta, acompañada de granizo, que cayó en el norte de Quito la tarde del sábado pudo agravar el problema con el arrastre de material y acumulación de agua.

Según la previsión de los trabajadores de la constructora, el desbloqueo del colector terminaría ayer, en tanto la reconstrucción de la estructura tomaría dos semanas. (I)