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El Telégrafo
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Catequilla no cuenta con todos los servicios básicos

Los moradores de Catequilla sienten miedos por los continuos sismos. Foto: Miguel Jiménez/ EL TELÉGRAFO
Los moradores de Catequilla sienten miedos por los continuos sismos. Foto: Miguel Jiménez/ EL TELÉGRAFO
13 de agosto de 2014 - 16:07

Norma Carrera, una ama de casa, salió de su vivienda ubicada en Catequilla (en la parroquia de San Antonio de Pichincha, nor-occidente de Quito), para ofrecer un café a los policías y militares que hicieron turno la madrugada de ayer.

"Ellos tenían frío y quisimos ayudar en algo", comentó la mujer, quien recibió ayuda de su hija Violeta Valenzuela.

Una vez que atendieron a los gendarmes, la joven empezó a limpiar los vidrios que cayeron en la cocina, luego del movimiento telúrico, registrado el pasado martes. "Vivimos aquí desde hace 11 años y nunca ocurrió algo así. Estamos bien asustados", comentó la joven.

Esa es la razón por la cual los habitantes que conforman el sector no se encontraban listas ante la emergencia de los temblores que se registraron el martes, admitió Roselino Patiño, presidente del barrio.

Este sector se encuentra conformado desde hace 35 años. Aunque todas las casas tienen luz, no todas cuentan con agua potable, ni asfaltado. La mayoría de las calles son empolvadas y muchos inmuebles son de construcción mixta.

El servicio de transporte también es incompleto. La cooperativa de buses Transhemisféricos realiza solo 3 recorridos en la mañana: a las 06:15; 06:30; a las 06:45 y en la noche a las 19:15.

Los habitantes se pueden movilizar a través de un servicio de camionetas que funciona de forma permanente, siempre y cuando se llene con 4 pasajeros.

En este sector viven aproximadamente 40 familias. La mayoría de los jefes de hogar se dedican a labores relacionados -de forma directa o indirecta- con las operaciones de minas.

Aunque el Ministro del Interior, José Serrano, descartó que el deslave producido tras el temblor del pasado martes, no se produjera por explotación de minas, advirtió que se iniciarán controles en esta actividad, puesto que algunas empresas explotan las canteras de forma clandestina. Según cifras del Municipio, se estima que al menos 30 industrias trabajan ilegalmente.

Luis A. es uno de los empleados que subsiste de esta actividad. Él y sus hijos se dedican al alquiler de volqueta y herramientas para trabajar en las canteras.

El empleado aseguró que en este sector, otros vecinos se dedican al transporte de piedras. "Hay algunas empresas ilegales que no ofrecen seguridad a los empleados. Muchos nos mantenemos con esta actividad", comentó.

Las labores de control continuaron hasta ayer, mientras tanto Norma siguió atendiendo a los uniformados. Algunos aprovecharon la voluntad de la señora y pidieron un desayuno. La mujer los sirvió con mucho gusto "Ellos cumplieron su turno y hay que motivarlos", comentó.

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