Los siniestros produjeron heridas a 2 personas y afectación a igual número de vehículos, según la contabilidad oficial
24 árboles han caído este invierno en Quito
La temporada de lluvias continúa generando la caída de árboles como uno de sus efectos en Quito. La tarde del miércoles, una acacia cayó sobre un Chevrolet Tracker en la avenida Amazonas, atrapando y causando golpes al conductor.
Esa misma tarde, otro arbusto cayó en la calle Abel Gilbert y Antonio Floresue, sector Bellavista. Y otro cerca de la intersección de Amalia Eguiguren y Mariano Hurtado, en la vía a Calacalí.
Según Cristian Rivera, vocero del Centro de Operaciones de Emergencia (COE) de la capital, del 6 de octubre de 2016 al 8 de marzo de este año se registró la caída de 24 árboles en varios sectores, lo que ha causado dos personas heridas y dos vehículos afectados.
De acuerdo con Verónica Arias, secretaria Metropolitana de Ambiente, a partir de la publicación de la ordenanza 282 se inició un proceso de preservación del arbolado público urbano.
Para esto se empezó con un registro de identificación de qué árboles podrían estar en riesgo y cuáles requieren una intervención.
Como parte de este proceso hace un mes y medio, aproximadamente, la Secretaría del Ambiente, con la empresa municipal de obras públicas, empezaron a evaluar los árboles en riesgo en las avenidas Amazonas, 10 de Agosto, González Suárez, El Inca y Colón, en el norte de la capital.
Según la funcionaria, se inició el estudio en estas vías porque tienen muchos árboles.
De los 400 árboles sembrados en la av. Amazonas, 40 deben ser removidos, señala la evaluación. Sin embargo, el árbol que cayó el miércoles no se encontraba en la lista de riesgo.
Esto se debe, según Arias, a que las evaluaciones son realizadas ‘al ojo’ y no hay equipos adecuados para realizar inspecciones profundas, como tomografías que ayuden a conocer las condiciones internas del árbol, para así contar con evaluaciones más certeras.
“Se hacen evaluaciones para remover los árboles que están en peores condiciones para que no haya riesgo, pero siempre pueden haber imprevistos porque, además, se producen lluvias más fuertes de lo normal y la capacidad de absorción del suelo ya no da más”.
Por su parte, Rivera señala que se monitorean cerca de 150 árboles en situación de riesgo ubicados en espacios públicos del Distrito Metropolitano.
Estos especímenes son en su mayor parte acacias que ya cumplieron su vida útil. Rivera explica que hace 10 años hicieron una tala antitécnica (cortaron las raíces para hacer parterres) y sufren de estrangulamiento, lo que hace que pierdan el sustento y caigan.
Las principales señales para considerar que un árbol está en riesgo de caerse son signos de pudrición, raíces poco profundas, envejecimiento excesivo y modificación de los cuellos.
A estas razones Rivera agrega una más insignificante en apariencia: el uso de los árboles como urinarios públicos. Explica que la orina tiene químicos que pudren las raíces, lo que hace que el árbol se vuelva inestable. (I)