En septiembre de este año se registraron hasta 44 incendios forestales diarios, lo que motivó que el Municipio declare en emergencia a la ciudad.

El 2012 fue considerado como uno de los años más catastróficos para la flora y fauna de la ciudad por los 2.565 incendios que afectaron 3.796 hectáreas de terreno durante el verano.  

Una de las conclusiones a las que llegaron las autoridades municipales fue la falta de contingente del Cuerpo de Bomberos, por lo que según Ever Arroyo, titular de los casacas rojas, se inició el reclutamiento de 100 bomberos más.

En total la institución de socorro contó en ese momento con alrededor de 700 miembros; pero ese personal no fue suficiente para atender la emergencia y se hizo necesario solicitar el apoyo de los miembros de la Policía Nacional, Metropolitana, Fuerzas Armadas y Bomberos de otras ciudades.

También se sumó la ayuda de aeropoliciales y aviones extranjeros. Por ejemplo, desde Brasil llegó el avión cisterna C130, que apoyó en Quito y en ciudades de El Oro, Azuay y Cañar.

Además llegaron dos helicópteros de Venezuela y Colombia, que tenían integrado el “Bambi Bucket”, un sistema en forma de balde o canasta para almacenar agua tomada de reservorios, lagos y ríos, para lanzarla sobre las llamas.
 
En la desesperación de apagar pronto el fuego que consumía la flora, los miembros de la Policía Nacional y Fuerzas Armadas utilizaron ramas y tierra. Además, ante el inminente peligro, no contaron con ropa y accesorios apropiados para evitar problemas de salud y quemaduras.

Desde que se declaró la emergencia, el 7 de septiembre, también se invirtió en la compra de los enseres necesarios para cuidar la salud de los socorristas y para aplacar las llamas.

En total 30 bomberos presentaron lesiones leves y fueron atendidos de inmediato. La flora con mayor afectación fue la conformada por arbustos y hierbazales secos, que se quemaron en los flagelos ocurridos en Puembo, Zámbiza e Ilaló.

Inclusive los arbustos húmedos fueron consumidos en los incendios de Pasochoa, El Cinto y Laderas del Pichincha. El 26 de septiembre se pasó de alerta roja a naranja por los cambios climáticos y la disminución del número de incendios.

La radiación solar bajó de 80,13 vatios por metro cuadrado a 48,51; la humedad aumentó de 36% a 74% y la velocidad del viento también se redujo, lo que permitió, desde esa semana, la caída de lluvias que mojaron la vegetación y  evitaron que los focos de incendio volvieran a propagarse.

Luego de los desastres forestales, el Municipio inició en la reforestación en los lugares más afectados y de mayor acceso. Desde el 2 de octubre iniciaron las mingas forestales en todos los sectores de Quito con el objetivo de sembrar 500 mil plantas. Para ello, el primer paso fue la organización de la Mega Minga, el 27 de octubre.  

En un solo día se sembraron 20 mil plantas, con el apoyo de voluntarios, estudiantes, moradores de los barrios. Se sembraron plantas de aliso, ceibo, arrayán, cedro, cedrillo, chilca, cholán, floripondio, guaba, guantugsillo, llinllin, nogal, pumamaqui, salvia, yagual, yalomán molle, acacia, cactus, crotos, algarrobo y pencos.

Pero el proceso no culminó con la siembra, sino que continúa con el cuidado de  las plantas para que crezcan y se desarrollen. Los encargados son los estudiantes de los colegios que participaron en la Mega Minga organizada por el Municipio.