Género, crisis y Gobierno Abierto
América Latina es la región con mayor desconfianza de las instituciones públicas del mundo (Latinobarómetro, 2019). En el transcurso del estallido social, las instituciones mostraron su incapacidad para tomar las demandas de la ciudadanía en las calles, y específicamente, las necesidades de las mujeres y juventudes. La gestión de la emergencia social ante el covid-19 deja de manifiesto y agrava las brechas existentes y la feminización de la crisis; y conlleva el inminente riesgo de exacerbar el descontento social.
Este contexto permite reflexionar sobre los componentes de legitimidad de nuestras democracias. Además, representa una oportunidad para dar una respuesta poniendo en el centro el sistema de cuidados y la vida. Hoy más que nunca, es necesario fortalecer los espacios de cocreación de iniciativas y políticas con perspectiva de género de gobiernos locales articulando junto a organizaciones, sociedad civil y la ciudadanía.
Para sintetizar, resalto tres de los aprendizajes de la experiencia de trabajo de gobierno abierto con enfoque de género de Asuntos del Sur junto a la Mesa de Participación Federal de Argentina de gobiernos subnacionales y sociedad civil (Chubut, Neuquén, Santa Fe, Tucumán y Salta). Primero, la necesidad de pensar en los intereses diferenciados de mujeres y disidencias sexuales para que estas especificidades sean incluidas en la construcción de las políticas. Segundo, se debe incorporar la diversidad de miradas de las personas beneficiarias de la política en cuestión en el proceso de construcción colectiva. Tercero, es indispensable romper con el imaginario que representa que hay temas que son solo de “mujeres”, como violencias de género o la conciliación de vida laboral y familiar. Tal es así que cualquier iniciativa, como transporte para citar solo un ejemplo, que se lleva adelante es posible incorporar las miradas, saberes, conocimientos y experiencias de las mujeres y disidencias.
El desafío de los gobiernos locales es impulsar espacios de innovación colectiva que pongan a la ciudadanía en el centro considerando políticas diferenciadas para poblaciones históricamente invisibilizadas y postergadas, teniendo en cuenta sus múltiples identidades. Sin ellas, el fortalecimiento del sistema democrático está en juego.