Cuarentena y seguramente muchos comunicadores nos preguntamos por los retos que enfrentamos a nivel profesional. ¿Nuestras actividades generan valor? ¿Conectamos con los públicos o solo posteamos en redes sociales? ¿Sintonizamos con sus conversaciones? ¿Investigamos sus expectativas, comportamientos y hábitos de consumo? ¿Cuáles son los desafíos a futuro?

En redes sociales es común ver enunciados alrededor de las grandes “transformaciones” que sufrirá nuestro ámbito. Sin embargo, más allá de ese ímpetu por comenzar todo de nuevo, creo que es momento de analizar las nuevas oportunidades que surgen con la pandemia y relacionarlas (no confundirlas) con aquellos conceptos que hacen de la comunicación un eje estratégico de crecimiento, posicionamiento y diferenciación.

¿A qué me refiero con esto? Básicamente, a la importancia de pensar en las cualidades que definen a un comunicador (analizar escenarios, investigar y, con base en los resultados, construir propuestas) y constatar su aplicación en escenarios de incertidumbre. Por ejemplo, durante la cuarentena, las distintas generaciones se han visto obligadas a interactuar con el espacio digital, quieran o no.

¿Aprovechamos esta realidad para generar contenidos dinámicos, interactivos, multiplataforma? Otra reflexión: hoy evidenciamos la propagación de las fake news a tal punto que la OMS ha alertado sobre el impacto que acarrea la desinformación (sí, los contenidos falsos provocan conmoción).

Al respecto, ¿quién mejor que un comunicador para combatir este problema? Lo mismo sucede a nivel empresarial. La cuarentena ha revelado que la cooperación y el entendimiento se construyen sobre la base de una estrategia adecuada de comunicación. Ponerse de acuerdo, alcanzar consensos, fijar visiones compartidas es difícil, requiere de procesos y flujos constantes de información.

Con este antecedente, es claro que varias serán las empresas que reclutarán profesionales capaces de explicar a todos los funcionarios los objetivos por cumplir (la efectividad de un mensaje depende del tono y la manera que se transmite).

Las situaciones de crisis siempre presentan nuevas oportunidades (como todo cambio). La cuestión está en descubrirlas, en transcender lo obvio y buscar nuevas perspectivas. ¿La solución? Superar buenas intenciones y sofisticadas terminologías mediante una adecuada preparación académica y laboral. (O)