Especial coronavirus
Cólera con perspectiva de género
La diferencia está solo en el artículo. El cólera es la enfermedad transmisible producida por el vibrio cólerae. La cólera es el ataque de furia, un rapto de ímpetu arrollador.
Propio de los dioses griegos, la cólera del Olimpo era más temida que una maldición del Hades. La ira de Aquiles arrasó con Agamenón, el rey de los griegos en Troya. Su furor acabó con Héctor, el héroe troyano, por haber matado a su amigo -quizá amante- Patroclo. Cuando Caribdis inundó las tierras, despertó la cólera de Zeus. Y la pálida y cerebral diosa de la sabiduría, Atenea, también montó en furor cuando Medusa fue violada por Poseidón -que cínico- en el mismo templo de la diosa de Atenas.
La cólera divina también se apoderó de Moisés cuando lanzó las tablas de la ley sobre las cabezas idólatras de los israelitas al pie del Sinaí. El propio Jesús, látigo en mano y presa de un rapto divino sacó a los mercaderes del templo.
La neuropsiquiatría sabe que el furor epiléptico es temible, sobre toda la del lóbulo temporal. Y el esquizofrénico catatónico en fase violenta se despeña en violencias exorbitadas. Y el maníaco en fase exaltada -válgame Dios- es de patíbulo.
En tanto género masculino, el agente del cólera fue aislado por Filippo Pacini en 1854. Y la vacuna, un aporte de Jaume Ferran Clua. Las pandemias del cólera han sido al menos seis. Habría aparecido en el Ganges en 1817 en Calcuta. La segunda en Asia que asoló Rusia y de allí a Europa. En Canadá en 1832 continuando cómo tercera pandemia. En 1961 murieron 120 mil. En Haití luego del terremoto de 2010 que mató 200 mil víctimas, se cebó el cólera. Es endémico en 50 países.
Precursores en la lucha contra el cólera -y sus diarreas blancas y fatal deshidratación- son John Snow en el barrio de Soho de Londres, mandando a cerrar un pozo de agua contaminada gracias a su mapa georreferencial. Otro John, Graunt, es el padre de la epidemiología demográfica. Y William Farr, pionero de las estadísticas sobre el cólera morbus.
En Ecuador en 1936 solo en Tungurahua hubo 10 mil infectados; en 1849 se prohibió la correspondencia venida desde Panamá y El Chocó; solo en 1991 cobró 46.284 enfermos y los fenómenos de El Niño en el 82 y el 98 avivaron la ira del vibrio cholerae (También el cólera padece de la cólera). (O).