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Ecuador, 25 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Uruguay, un país pequeño que desmitifica las sentencias de la derecha neoliberal

El buen desempeño económico de Uruguay, pese a un escaso dinamismo en el último año, ha permitido una mayor resiliencia a los choques externos.
El buen desempeño económico de Uruguay, pese a un escaso dinamismo en el último año, ha permitido una mayor resiliencia a los choques externos.
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Con 176.215 kilómetros cuadrados en su área terrestre y 3,5 millones de habitantes, Uruguay sorprende por su alto ingreso per cápita, el bajo nivel de desigualdad y pobreza, la ausencia casi total de la indigencia, además de su ascenso entre los primeros lugares en el ranking de estudios de felicidad, oportunidad y libertad económica.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) indicó que Uruguay es el segundo país con menor índice de pobreza (7,5%), el primero con menores índices de indigencia (bajó de 4,7 en 2005 a 0,5 en 2014), y con una clase media que representa el 60% de su población, todo lo cual, entre otros aspectos, le ha ganado el apelativo de ‘sociedad igualitaria’ en amplios sectores de la comunidad internacional.

Por otra parte, en Uruguay la tasa de homicidios fue de 7,6 por cada 100.000 habitantes, lo que lo convierte en uno de los países más seguros de América Latina.

Según la Organización Mundial de la Salud, Uruguay registra los indicadores más bajos de mortalidad materna de América Latina y la mortalidad infantil mantiene tendencia decreciente de la última década, con 7,99 por cada 1.000 nacidos vivos; y es también el más envejecido de la región, con el 19% de su población con 60 años y más (2015).

La aprobación de una ley que autoriza el matrimonio igualitario (2013) y de la legalización de la compra, venta y cultivo de marihuana bajo supervisión del Estado; además de la despenalización del embarazo hasta la semana 12 de gestación, con procedimientos regulados, también marcaron un hito en el orbe.

Los buenos manejos de la economía desde 2005 a la fecha, pese a la crisis económica mundial, comenzaron a darse con el ascenso de la izquierda al poder y en el órgano legislativo, tras décadas de dictadura militar (1973-1984) que dieron paso a las fuerzas neoliberales en la década de los 90 del siglo pasado.

Las cifras desmitifican la satanización que hace la derecha de una presumible ineficiencia de los procesos progresistas y de izquierda para dar bienestar a los ciudadanos, en su carrera por recuperar el espacio perdido. El expresidente José (Pepe) Mujica, afirmaría que “desde 2005, la gran diferencia es que los gobiernos se preocupan no solo del crecimiento económico, sino por su distribución”.

Durante la gestión de Mujica, por ejemplo, se registró un crecimiento real de los salarios y de las pensiones por jubilación cercano al 23% y fue estimulada la diversificación de la industria energética, se impulsaron mejoras importantes al sistema de salud y se consolidaron conquistas laborales como la ley N° 18.065, que igualó las condiciones del sector doméstico a las del resto de los trabajadores.

Entrevistado por Andes, el sociólogo y político uruguayo Sebastián Muslera señaló que su país puede hablar de un ‘modelo exitoso’. “Sin duda, los tres gobiernos del Frente Amplio que estamos viviendo en su tercera etapa, han generado un modelo bastante exitoso para lo que es la historia de este país”, añadió, aunque alerta que ello responde a una realidad con circunstancias específicas.

Las cifras de los organismos internacionales la avala el apoyo "a la democracia total" del 68% de los entrevistados en Uruguay por la encuesta del Latinobarómetro en 2016, un indicador del desempeño económico del país.

De cómo llegó el cambio y los nuevos debates en Uruguay

La crisis de 2002 provocó la eclosión del modelo vigente en Uruguay con el protagonismo de la Central Unitaria de Trabajadores, que aglutina a los sindicatos públicos y privados, indicó Muslera.

"Esos dos elementos, la unidad de la izquierda en una  coalición política-partidaria y la unidad de la clase trabajadora en una central sindical unitaria, fue lo que logró de alguna manera contener en algo las principales aristas del modelo privatizador neoliberal que se aplicó por parte de gobiernos de la derecha en nuestro país", aseguró.

La llegada al poder en 2004 de Tabaré Vázquez y posteriormente el gobierno de Mujica, y desde el 2015 el segundo mandato de Vázquez, además de la mayoría parlamentaria del FA en los tres períodos de mandatos, posibilitó -en su opinión- profundizar en las propuestas de la izquierda para la ciudadanía y que permitieron avances particularmente en los primeros 10 años de este ciclo de izquierda en Uruguay.



“Cuando asumimos el gobierno en el 2005 teníamos que la mitad de los niños nacían por debajo de la línea de pobreza, teníamos un alto nivel de pobreza y un nivel de indigencia para un país muy pequeño como es Uruguay, 3,5 millones de habitantes”, describió.

Indicó que con la acción sostenida desde el punto de vista de la redistribución de la riqueza y políticas sociales focalizadas a las familias de bajos ingresos, particularmente por vía de la escolarización, el acceso a la salud, el acceso a políticas de vivienda, se logró revertir de alguna manera esa espiral de pobreza, índice que en la actualidad es de alrededor del 10%.

“La indigencia casi se ha concluido por acción de estas políticas sociales focalizadas, con transferencia de ingresos en determinadas problemáticas muy puntuales, para poder tener una canasta básica de alimentos y una canasta básica de servicios como agua potable, luz eléctrica, cubierta para estas familias que no lo podían asegurar", apuntó, y comentó que esa acción revirtió el grave deterioro social.

Desde el punto de vista económico, señaló que se ha logrado trabajar unitariamente y en consenso, pero el contexto no es el mismo en la actualidad que en 2004 o 2012, cuando Uruguay podía vender sus productos agroexportadores en el comercio mundial a un precio muy alto.

Apuntó que en el seno de los diferentes sectores de izquierda existe un debate sobre la necesidad de avanzar más en determinados aspectos de la política económica, particularmente en seguir poniendo impuestos o impuestos progresivos a los sectores económicamente más poderosos, o generar  propuestas como una renta básica universal para los ciudadanos que por el hecho de nacer y de ser ciudadanos de este país, requieren una canasta de servicios alimentarios, educativos, culturales, de salud, de vivienda, etcétera, que lo hagan estar en igualdad de condiciones sociales para proveerse de una carrera educativa y luego  una inserción en el mundo  de trabajo, “por lo menos paritaria con sectores que tienen asegurada desde ya esas posibilidades".

"Particularmente en los 2 últimos o 3 años venimos con un crecimiento de la economía en torno al 2% y al 1%. Para este año se estima un 2% de crecimiento, y cuando el crecimiento macroeconómico empieza a ser menor, a tasas muy pequeñas, la política de redistribución de la riqueza y de seguir costeando beneficios sociales focalizados a las familias de bajos ingresos, empieza a tornarse más difícil, particularmente porque ya no tenemos la misma disponibilidad presupuestaria para seguir aplicando este tipo de políticas", indicó.

Los impuestos como instrumento para superar la pobreza

Muslera señala que Uruguay tiene una oferta exportable diversificada, fundamentalmente con productos del agro, en particular carne, leche, soja. Actualmente el 77% de las exportaciones se dirigen a 15 destinos.

Aunque considera que cada proceso “es único y tiene sus propias condicionantes y potencialidades” para desarrollarse, es fundamental el papel que juegan los impuestos, y por ello fue importante la aprobación de una  Reforma Tributaria en el Congreso para gravar más y poner impuestos a los sectores económicamente más fuertes y exonerar de la carga impositiva a los sectores económicos más modestos.



"Esa primera reforma tributaria fue un impacto en las finanzas públicas en las cuentas del Estado, que de alguna manera permitió también aplicar todo ese conjunto de políticas sociales”, dijo, y aclaró que esto fue posible a través del Ministerio de Desarrollo Social creado por el Frente Amplio.

La política de fuerte normalización y regularización tributaria, en su opinión, permitió bajar la defraudación y aumentar la carga impositiva para los sectores de poderío económico, al tiempo que se generó una discusión para generar facilidades para la inversión extranjera directa, con resultados positivos.

“Tal vez como nunca antes, en ningún otro ciclo económico, el país recibió tanta inversión, tanto pública como privada, en este país, pero a costa de darle exoneraciones impositivas y tributarias muy importantes”, acotó, aunque dijo que es posible avanzar mucho más.

El Uruguay de hoy
Con un crecimiento promedio anual del 4,8% entre 2006 y 2015, según el Banco Mundial, el buen desempeño económico de Uruguay, pese a un escaso dinamismo en el último año, ha permitido una mayor resiliencia a los choques externos(*3) . En 2017 se espera que el PIB aumente levemente su crecimiento al 1%, según la Cepal.

El BM señaló que la pobreza moderada pasó del 32,5% en 2006 al 9,7% en 2015, mientras que la indigencia o pobreza extrema prácticamente ha desaparecido: reduciéndose del 2,5% al 0,3% para el mismo periodo. En términos de equidad, los ingresos del 40% más pobre de la población uruguaya han aumentado mucho más rápido que el crecimiento promedio de los ingresos de toda la población.

Añadió que las políticas sociales inclusivas se han enfocado en ampliar la cobertura de los programas, por ejemplo, alrededor del 87% de la población de más de 65 años está cubierta por el sistema de pensiones, uno de los coeficientes más altos en América Latina y el Caribe, junto con Argentina y Brasil.



Cepal y  la Organización Internacional del Trabajo (OIT) informaron en 2016 que en los últimos 15 años Uruguay logró reducir las desigualdades por ingresos laborales "aún en condiciones de desigualdad productiva creciente" (*4), mientras hasta 2015 era la sociedad más igualitaria en el acceso a internet (*5), y entre 2010 y 2014 el que más disminuyó la pobreza (*6).

El buen desempeño macroeconómico también se reflejó en el mercado de trabajo, que registró niveles de desempleo históricamente bajos en 2014 (6,6%) aunque, ante la marcada desaceleración en el crecimiento, el mismo ha aumentado a 8,6% a julio de 2016 (*7).

En cuanto a los mercados de exportación, estos se han diversificado con el fin de reducir la dependencia de sus principales socios comerciales y actualmente el 77% de las exportaciones se dirigen a 15 destinos distintos, también según el informe del BM.

Respecto a la economía, un análisis del Banco Bilbao Viscaya Argentaria (BBVA, 2016) señala que Uruguay solo crecería en 2016 en 0,5%, pero este año mejoran las perspectivas para 2017 por una contribución positiva del sector externo. “El consumo privado comenzará a salir del estancamiento en la medida que persistan las mejoras en el poder adquisitivo como consecuencia de la desaceleración en la inflación”, señala el estudio.

Señala el Banco Mundial que en términos de equidad, los ingresos del 40% más pobre de la población uruguaya han aumentado mucho más rápido que el crecimiento promedio de los ingresos de toda la población, y las políticas sociales inclusivas se han enfocado en ampliar la cobertura de los programas, y por ejemplo, alrededor del 87% de la población de más de 65 años está cubierta por el sistema de pensiones: este es uno de los coeficientes más altos en América Latina y el Caribe, junto con Argentina y Brasil (BM).(I)

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