Partidos prefieren aspirantes famosos y de la farándula
A pocas horas de que termine el plazo para la inscripción de candidaturas, se agita el movimiento electoral para el registro ante el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Hasta este miércoles 19 de diciembre, en las delegaciones provinciales del organismo electoral, persistía la retórica de los “pocos candidatos inscritos y muchos precandidatos anunciados”.
Para el politólogo y catedrático de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Santiago Basabe, este fenómeno se da “porque no tienen actores políticos en sus organizaciones. Esta orfandad se acrecentó en los últimos 10 años, entonces la opción es escoger a alguien diferente de la política”.
Un ejemplo de ello hay en Cuenca. Hasta el cierre de este informe no había un solo candidato inscrito para la Alcaldía de la ciudad, a pesar de que en días anteriores Paúl Carrasco, de Juntos Podemos, prefecto de Azuay; Jefferson Pérez, de Renace; y Marcelo Cabrera, de la alianza CREO e Igualdad, se presentaron como postulantes.
Rommel Salazar, director provincial de PAIS en Guayas, dijo que no anunciaban candidaturas, pues trabajaban en “la elección de sus mejores cuadros”.
Después, él dio un eventual respaldo a la candidatura de Jimmy Jairala, de Centro Democrático, bajo la figura de alianza. Y, finalmente, presentó la semana pasada a Simón Bolívar Rosero como su precandidato para la alcaldía de Guayaquil.
Sin embargo, Rosero fue anunciado en marzo como carta del partido Sociedad Patriótica (PSP) y en noviembre declinó su candidatura. “La nueva directiva provincial de PSP no respaldaba su postulación”, y por eso tomará medidas legales contra ellos, advirtió.
Pero, ¿qué busca el elector en un candidato?
El politólogo Oswaldo Moreno responde que “la gente casi siempre solicita o espera de un aspirante que tenga experiencia en la administración pública”.
Sin embargo, Alfredo Dávalos, consultor político, señala que no puede aplicar la misma fórmula para cada ciudad. “Hay ciudades donde se apela al tema de la experiencia, y otras que han tenido una mala experiencia con alcaldes o gestores jóvenes, como el caso de Quito”, explica.
Por ejemplo, en las seccionales de 2014, Mauricio Rodas, de SUMA, ganó las elecciones ante Augusto Barrera, de AP, quien optaba por la reelección.
Luego de casi cuatro años de gestión de Rodas, encuestadoras como Cedatos y Perfiles de Opinión lo ubican con un promedio de 25% de aceptación.
En Guayaquil se apela al tema de la continuidad y la experiencia, donde difícilmente tendrá cabida un candidato nuevo, agrega Dávalos.
En este caso, el Partido Social Cristiano-Madera de Guerrero (PSC-MG) inscribió a su exasambleísta Cynthia Viteri. Ella deberá seguir con el trabajo que deja Jaime Nebot, alcalde de Guayaquil durante cuatro administraciones, del 2000 al 2019. Él tiene una aceptación que supera el 70%, según Cedatos y Perfiles de Opinión.
Los candidatos a concejales son, en su mayoría, figuras conocidas de la televisión: Jorge Rodríguez, Andrés Guschmer, Úrsula Strenge y Mayra Montaño. Mientras que Carlos Luis Morales se postuló para la Prefectura del Guayas.
Esa tendencia hacia los personajes de la pantalla chica tiene una explicación.
Las organizaciones ya no necesitan hacer publicidad ni propaganda de ellos. “Usan estas figuras en lugar de apostar por nuevos cuadros”, dice Dávalos.
Pero el problema no son las figuras de pantalla o viejos políticos, sino la ausencia de cuadros en los partidos y movimientos. “El sistema de partidos colapsó desde hace mucho tiempo, no solo en los últimos 10 años”, subraya el politólogo Moreno.
Otro problema es la falta de preparación de los políticos. Eso dice Basabe, quien recomienda tomar con seriedad la carrera política, como cualquier otra profesión. “Es poco creíble que una persona, sin mayor capacidad de análisis para conocer temas de política, tome decisiones para una población”, expresa.
Coincide con él Moreno: si los jóvenes tuvieran una formación política, se evitarían ciertos desencantos para cuando llegan a la administración pública.
Sin embargo, hay candidatos que muestran su proyectos de ciudad más allá de las organizaciones políticas. También existen partidos y movimientos que apuntan a candidatos jóvenes, acompañados por equipos de asesores con experiencia.
Por ejemplo, CREO designó a Juan Carlos Holguín, quien no tiene ningún pasado de militante, como candidato a la Alcaldía de Quito. ¿Por qué? Según los analistas consultados, hay la percepción de que un candidato joven puede traer ideas frescas para una ciudad.
Sin embargo, esa decisión también puede revertir los resultados porque el postulante no es conocido. “Esto no tiene que ver con la ética, valores o principios. Las personas pueden ser honestas, pero si no tienen conocimientos básicos no pueden tomar decisiones políticas”, explica Basabe. (I)
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En las listas se privilegia al hombre en el primer lugar
A 24 horas de que se cierren las inscripciones y a falta de una tabulación definida sobre el número de candidatas a dignidades, se observa en medios de comunicación y redes sociales un elevado porcentaje de aspirantes masculinos sobre femeninos.
Aunque el número se definirá luego de las inscripciones, para la docente de la Universidad Católica de Guayaquil, Andrea Ocaña, este hecho preliminar no es más que la continuación de una práctica común en cada proceso.
Dice que si bien la alternabilidad garantiza un cierto espacio de participación para las mujeres, no es suficiente por varios factores. Primero existen acciones colaterales, como la escasa o nula formación política hacia el ciudadano y eso se profundiza en las mujeres.
“Además, las mujeres siguen relegadas en el espacio de lo doméstico, entonces cuando están en el público su voz no siempre se escucha con la misma fuerza que la voz masculina”, agrega.
Y otro hecho es que las listas, usualmente, las encabeza un hombre. “Como tenemos un método de asignación de escaños que privilegia los primeros lugares, por lo general llega o gana el primero de la lista”, puntualiza. (I)