Lucha contra la corrupción
La corrupción atrapa a partidos políticos
La Revolución Ciudadana junto a su máximo líder, el expresidente Rafael Correa, dominó la escena política del país por 10 años y se convirtió en una especie de partido único, lo que socapó actos de corrupción que empezaron a conocerse tan pronto acabó su mandato. Además, la línea de cero tolerancia a la corrupción que impulsa el actual régimen permitió a la Fiscalía descubrir tramas delictivas conformadas únicamente para perjudicar al Estado.
La gestión de la Fiscalía, por ejemplo, llevó a prisión al exvicepresidente Jorge Glas, uno de los referentes de esa agrupación y quien según la sentencia recibió coimas por alrededor de $ 16 millones de Odebrecht para entregar contratos de obras.
El expresidente Correa también fue sentenciado en primera instancia a 8 años de prisión por cohecho, ya que según la Fiscalía recibió fondos irregulares a cambio de contratos con el gobierno, para posicionar a su partido político.
La estructura partidista que imprimió el correísmo incluso llevó a otros líderes a procurar organizaciones políticas que tenían como objetivo apoyar al partido gobernante.
Esto se demuestra con el movimiento Avanza, conformado por Ramiro González, quien fue designado director del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) por sugerencia del expresidente Correa. Pero fue implicado por la Fiscalía en tráfico de influencias por la adjudicación del contrato de limpieza hospitalaria con la empresa Súper Clean por un monto de $ 2’991.363.
En febrero pasado el Tribunal de Garantías Penales de Pichincha halló culpables del mencionado delito a Carlos C. y Wilmer V. como cómplices, quienes fueron sentenciados a seis meses de cárcel, pero González no fue juzgado por que está prófugo en Perú.
En cambio, Iván Espinel, quien conformó su propio partido Fuerza Compromiso Social, fue sentenciado a 10 años de prisión por lavado de activos, delito que cometió cuando ejerció como director regional del IESS. Espinel incluso es familiar de los hermanos Fernando y Vinicio Alvarado, quienes fueron ministros durante el correísmo.
A pesar de que siempre se presentó como opositor a las políticas de Correa, finalmente su partido se unió a la Revolución Ciudadana, luego de que rompieron con el gobierno actual, por los múltiples escándalos de corrupción en el anterior régimen.
El exintegrante del Consejo de Participación Ciudadana Transitorio, Xavier Zavala Egas, observó que “la corrupción en nuestro país además de coyuntural es estructural y su existencia no depende de un gobierno o partido, pues afecta nuestro sistema político y económico convirtiéndose en un problema cultural y funcional”.
En este contexto se han planteado en el Ecuador algunas reformas de todo tipo a efectos de luchar contra la corrupción. Pero en el caso de los movimientos políticos los cuestionamientos surgen desde el inicio, ya que existen sospechas de que muchos compran firmas para lograr su inscripción en el Consejo Electoral.
El analista político Santiago Orbe comentó que los casos de corrupción también surgen porque existe un debilitamiento del sistema de participación al interior de las organizaciones políticas. Criticó que el fondo partidario que da el CNE se entrega a organizaciones cuyos militantes se han visto inmiscuidos en corrupción.
Para el experto, durante los últimos 14 años se ha visto a partidos políticos “que han aglutinado a moros y cristianos en una misma tienda, sin ninguna formación, y muchos de los movimientos han sido presididos por caudillos”. Sin embargo, dijo que en esta democracia son necesarios e importantes los partidos políticos, puesto que estructuran la participación ciudadana.
Aclaró que siguen las lógicas del facilismo de caudillos que se nutren de personajes que aparecen de la nada para que sirvan únicamente a sus intereses. (I)