Luego de que terminara el periodo electoral, Francisco Jiménez anunció una decisión que venía reflexionando ya desde hace mucho: su salida del movimiento Ruptura.
Él asegura que había una diferencia creciente entre sus convicciones y las decisiones de la dirigencia, por   lo que tuvo que irse. En los mejores términos, dice, porque valora mucha esa etapa de su vida política.

¿A qué se debió su salida de Ruptura?

Pienso que cuando uno no se siente representado por las decisiones que va tomando un colectivo debe saber retirarse, sacar conclusiones y eso fue un poco lo que me sucedió.

¿Hay algo en específico en lo que no se sintió representado?

No. Básicamente esto es un proceso. No se trató de una decisión, de un encontronazo con alguien, de un problema en concreto. Era una decisión que  venía pensando desde hacía un año. No quería que esto se confundiera con otras razones o diera lugar a interpretaciones equivocadas, sobre todo en época eleccionaria, cuando hay tantas cosas que se están moviendo. Ahora que estamos más tranquilos, que en teoría no habrá elecciones hasta en un buen tiempo, me pareció un buen momento para adoptar la decisión.

¿El liderazgo de Ruptura y usted pensaban diferente?

El conjunto de las decisiones y mis propias convicciones empezaron a tomar caminos separados. Cuando uno está en una agrupación política tiene que darse cuenta de eso y sacar conclusiones. En un movimiento político la discusión no solamente que es necesaria, sino también fecunda, y las divergencias también. En un movimiento político siempre se producen divergencias, pero cuando estas son mayores a las coincidencias hay que saber sacar las conclusiones.

¿Había más divergencias?

Sí, había más discrepancias en cuanto a las decisiones que se iban tomando y del momento político que estábamos viviendo, en las decisiones que había que tomar al respecto. Es así de sencillo. Uno en una agrupación no puede estar por inercia, tiene que ser un elemento activo. No basta una posición pasiva cuando se difiere en algo.

Usted era la principal figura del movimiento en Guayas. ¿Cómo queda Ruptura en la provincia? ¿Se van con usted otras personas?

No. No es una decisión en la que he querido involucrar a alguien más en la agrupación porque no me hubiera parecido correcto. Es una decisión personal, íntima, que  tomé a partir de mis convicciones, como siempre desde que he hecho política. ¿En qué posición queda el movimiento? Eso tendrá que decirlo el movimiento. Es difícil para mí hacer una valoración de lo que representa mi salida o en qué estado se encuentran después de mi salida. Eso tendrán que decirlo los dirigentes, adherentes y quienes continúen en la agrupación.

¿Cuáles son sus metas ahora? ¿O se alejará de la política?

No, de ninguna manera. Todos a quienes nos preocupa lo que ocurre en el país tenemos que estar siempre inmersos en la política, no necesariamente en un cargo público. Puede ser desde un espacio de opinión, una entrevista, desde una radio, abanderar una causa, también participando en elecciones o un cargo público. Yo tengo claro que siempre seré político porque siempre me van a interesar los temas del país, lo que sí está claro es que Ecuador es más exigente.

¿Cómo evalúa la campaña presidencial y legislativa en la que usted participó?

Fue una campaña dura, con pocos recursos, con muchas ideas, entusiasmo. Pero a mí me parece que hoy el país está dividido en dos tendencias que son muy claras. Una tendencia de derecha, patrocinada por diversos actores políticos y otra progresista. En mi caso yo soy progresista. El país solo admite, por lo pronto, esas dos tendencias, que han marcado un poco el escenario político en los últimos años. Es en función de eso que debemos sacar conclusiones, creo que esa elección fue un proceso de aprendizaje y que hoy estas evidencias nos permiten extraer conclusiones.

¿Se arrepintieron de haber lanzado candidato presidencial?

No. No creo que la palabra correcta sea arrepentimiento. En la vida hay cosas buenas y cosas que representan un aprendizaje.

¿No fue un error político?

Eso solo el tiempo lo dirá. Y el tiempo en política no tiene que ver con una sola elección, ni tampoco en un año. El tiempo en política se mide en periodos más prolongados. Lo que sucede es que Rafael Correa nos acostumbró a medir los periodos en tiempos más cortos porque él tuvo un ascenso fulgurante en la política y logró consolidar un espacio de representación en un tiempo récord. Pero eso es Rafael Correa. La regla general no es esa, sino que en política las cosas toman tiempo.

¿Es cierto que en aquella época la entrada de Paco Moncayo dividió a Ruptura?

Las entradas o las salidas de cualquier persona que haya hecho política siempre generan un debate y dentro de ese contexto es normal que la entrada de Paco Moncayo lo haya generado.
Pero el problema es que el debate se generó después de la entrada de Moncayo, no antes...
Esas son cosas subjetivas y propias del momento. Es muy difícil contextualizar los temas así y decir que esto fue posterior, antes o después.

Usted se ubica en la línea progresista. ¿Eso es con el Gobierno?

Sin duda el gobierno abandera la línea progresista. Es la mayor referencia ahora. Cualquier discusión que se lleve sobre este tema debe tomar en cuenta que el gobierno es la principal referencia progresista que existe hoy por hoy en el país, así como la principal referencia de la derecha son Nebot, Lasso y Rodas.

¿Entonces en algunas cosas coincide con el Gobierno?

Por supuesto. Yo fui parte del Gobierno. Tengo que coincidir en algunas cosas con el Gobierno, en otras no.

¿En el presente diría usted que apoya al Gobierno?

Es una afirmación muy contundente. El país hoy se divide en una tendencia de derecha y otra progresista, cada uno con patrocinadores. Yo soy progresista.

¿Por qué no presentaron candidatos en las elecciones anteriores?

Fue una decisión política, discutida y asumida con todas las consecuencias. Yo estuve de acuerdo en que no presentemos candidatos.

¿Por qué?

Porque me parecía que el momento político no lo justificaba. Así como también expresé en su momento que no debíamos presentar, en la elección anterior, un candidato presidencial.