Instalaciones abandonadas y llenas de polvo, puertas destruidas, pintura descascarada, parches de cemento, escritorios llenos de papeles y decenas de carpetas en el piso son el común denominador en el Municipio de Durán.

Parece una casa abandonada, pero es la infraestructura que recibió el pasado 14 de mayo la alcaldesa electa del cantón, Alexandra Arce. El Cabildo tiene en su nómina 1.000 trabajadores, de los cuales a solo 300 se los identifica.

El pasado lunes Arce se reunió con los trabajadores para informarles las condiciones en que recibió el lugar y pedirles su colaboración para sacar a la institución adelante. “Estamos en la campaña ‘Salvemos al Municipio’, por ello se cerrarán estas puertas durante siete días. Haremos una minga y queremos que todos participen para mejorar la autoestima de los trabajadores. Ese será el primer paso”, anunció el coordinador político del Cabildo, Roberto Guerrero.

Él forma parte del equipo de colaboradores de la nueva alcaldesa, quien se impuso la meta de reestructurar el Municipio.

No es solo el abandono sino también la mala ubicación, porque el Cabildo está instalado en un edificio destinado a casas colectivas, lo que genera la mala distribución de las oficinas.

Los nuevos administradores ya han identificado otro lugar para ubicar un complejo municipal, que agrupará a todas las entidades. La sede sería cerca del malecón.

Otra carencia del Municipio es el archivo digital, ya que todo está en papeles y mal guardado. Al ingresar a las oficinas del edificio principal se aprecian decenas de carpetas en el piso y otros documentos sueltos en los escritorios. “Ahora estamos tratando de organizar un poco y hay que revisar para saber qué hay y qué falta”, dijo el funcionario.

“En un rincón encontramos la primera acta de cuando se creó el Municipio, el 10 de enero de 1986; ese es un documento histórico. En buena hora los ratones no se lo han comido, porque hay otros documentos que sí están destruidos. Esa es la magnitud del abandono”, lamentó Guerrero.

Administración del PSC

El ambiente es un poco tenso porque los empleados están acostumbrados a la administración de los socialcristianos, aunque afirmaron que están dispuestos a colaborar.

Mariana Mendieta y su hijo, Dalton Narváez, estuvieron al frente de la ciudad desde el año 2000.

Según Roberto Guerrero, lo primero que ha hecho esta administración es asegurarse de que los empleados confíen en que se les pagarán sus haberes vencidos.

“Sabemos que están acostumbrados a que se les pague con un mes de vencimiento, pero ahora ya son dos”, detalló.

Una de las primeras medidas que abarcó la emergencia fue la cancelación del pago automático a cuatro fideicomisos para asfaltado de calles. “Los fideicomisos cobran directamente de la cuenta del Banco Central un millón de dólares. Hablamos con el señor, se molestó pero no queda de otra, hay que revisar esos contratos y verificar si están bien hechos y si se justifica el pago de semejante cantidad”, dijo.

Otro tema inmediato es regularizar a los empleados porque hay contratos firmados, pero no registrados en el Ministerio de Relaciones Laborales; es decir, que no se ha pagado el Seguro Social ya que se privilegió cumplir con la cuota política.

La emergencia se sustenta en el Código Orgánico de Ordenamiento Territorial, Autonomías y Descentralización (Cootad), que estipula que esta se puede dar por conmociones interiores o desequilibrios económicos y sociales.

La administración de Arce recibió el Municipio con 106 dólares en caja y una deuda consolidada de pronto pago de $10 millones.