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El Telégrafo
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Varios inmuebles ubicados alrededor del colegio montúfar sufrieron destrozos en ventanales, paredes y puertas

Las protestas del miércoles dejaron daños en bienes particulares y patrimoniales en Quito (Galería y Video)

Una ciudadana tuvo que ponerse a buen recaudo para evitar la violencia provocada por los excesos de los manifestantes contra los policías. Fotos: John Guevara/ El Telégrafo
Una ciudadana tuvo que ponerse a buen recaudo para evitar la violencia provocada por los excesos de los manifestantes contra los policías. Fotos: John Guevara/ El Telégrafo
19 de septiembre de 2014 - 00:00 - Redacción Actualidad

Nathalia León continuaba barriendo a eso de las 11:00 de ayer los escombros de las manifestaciones ocurridas alrededor del colegio Montúfar, en la ciudadela México (sur), el miércoles pasado.

La trabajadora municipal, que había empezado su labor antes de las 07:00, llevaba acumulados 7 costales llenos de rocas, pedazos de adoquín y palos dejados en una cuadra de la calle Upano, entre la avenida Napo y la Cutuchi.

El citado tramo se convirtió anteayer en el ‘epicentro’ de los enfrentamientos entre quienes protestaban y miembros de la Policía.

Muy cerca de ella, Adela Salcedo (69 años) colaboraba con escoba en mano en la limpieza del frente de su bazar; pero la cantidad de tierra y polvo era tal que la comerciante esperaba que lloviera para que el material desapareciera.

Salcedo, quien vive desde hace 2 décadas en la zona, calificó como “el fin de la tregua de 2 años entre los estudiantes y los vecinos del Montúfar” a lo ocurrido el miércoles. “Ya estamos cansados. Siempre es lo mismo y quienes vivimos en esta calle somos los que más sufrimos las consecuencias, porque las protestas se dan justo aquí. ¿A quién le reclamamos? Si nosotros no tenemos la culpa de nada... Yo creo que hay infiltrados”, aseguró la mujer, una de las 3 personas que oficializaron denuncias en contra de los manifestantes por daños materiales ocurridos en sus domicilios.

Los adoquines de las calles son usados por los vándalos para arrojarlos a los uniformados. Ayer, nuevamente fueron colocados en varias vías.

En el caso de Salcedo, los proyectiles, entre ellos adoquines arrancados del bulevar de la Napo inaugurado en abril pasado, destrozaron la visera plástica que protegía la puerta de su local. Además, una ventana de su vivienda sufrió la rotura de un cristal.

Lucía Becerra, presidenta de la ciudadela México, se sumó a las quejas en torno a la protesta. “¿Por qué en estos casos no suspenden las clases? (Los estudiantes) son muy agresivos y los pobres policías son los que sufren las consecuencias. Hay patrulleros destruidos, hay heridos... Eso no está bien, no es propio de una sociedad civilizada. Tenemos que tomar medidas para que no vuelva a pasar”, señaló.

Sobre estos hechos, durante una visita al colegio Juan Emilio Murillo Landín de Guayaquil, el ministro de Educación, Augusto Espinosa, señaló que se sancionará a los jóvenes que hubieran participado en las manifestaciones convocadas por organizaciones sociales. “Todo aquel estudiante que participe en actos vandálicos, inmediatamente será separado de la institución. En este caso esperaremos un informe de la Policía y de los rectores para proceder”, manifestó.

Según Espinosa, los jóvenes fueron puestos al frente de la protesta cuando la Policía intervino; “estaban como escudo de los vándalos”.

En la Plaza de San Francisco (Centro Histórico), hasta el mediodía de ayer todavía eran visibles los efectos de la protesta efectuada por los opositores al Gobierno.

Así, en la esquina nororiental del espacio público se acumulaba una veintena de piedras que habían sido arrancadas del piso de la plaza, uno de los sitios patrimoniales emblemáticos de la ciudad, para usarlos como proyectiles contra los policías. Tres cuadras más abajo, las paredes de la calle Guayaquil se mostraban pintadas, algunas de ellas con insultos, entre el sector de San Blas y el de Santo Domingo.

Según el Municipio, ayer se recolectaron 6 toneladas de basura  arrojadas al espacio público durante las marchas y la concentración oficialista en la Plaza Grande.

Pasadas las 13:00 se realizó la audiencia de flagrancia en contra de los 34 detenidos que presuntamente realizaron disturbios en los exteriores del colegio Montúfar. La edad de los procesados bordea entre los 18 y 31 años, por lo que se cree que no son estudiantes del plantel.

Según el parte policial, la causa de la detención fue por daños a la propiedad pública y privada. También se los acusa de provocar lesiones a policías, de alterar el orden público, cerrar vías y sabotaje. El juez determinó la libertad de 3 de ellos y los 31 restantes tendrán medidas sustitutivas a la prisión preventiva.

Nuevos disturbios

Ayer en la tarde y noche, alumnos del colegio Mejía, de Quito, protagonizaron disturbios y cierre de vías. Su reclamo fue por el alza de los pasajes de bus que proponen los transportistas. Se enfrentaron con piedras y bombas molotov a la Policía Nacional, que llegó al sector Santa Prisca con motos y personal antimotines.

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