La legisladora está luchando por Acuña
María Mercedes Cuesta, de Fuerza Ecuador (FE) y miembro de la Bancada de Integración Nacional (BIN), está conmovida por el caso de Jenny Acuña. Ella nació hace 52 años en Santa Elena, pero siempre vivió en Ambato.
Acuña está detenida desde el 2017 en Bangkok, la capital tailandesa, por tráfico de drogas. Según las leyes de ese país, la ecuatoriana puede ser condenada a muerte, a cadena perpetua, o a 20 años de prisión. Eso hizo que Cuesta liderara una batalla humanitaria para salvar a la connacional.
¿Por qué viajó a Bangkok?
Me impactó el reportaje de Visión 360. Me dije: Tengo que hacer algo por ella. Entonces, empecé a presionar a las autoridades para que nos ayudaran en este caso. Jenny tiene tres hijos, es ingeniera, y propietaria de un local de venta de alimentos balanceados en Ambato. Y viajé a Bangkok con la hija de la compatriota, Michelle Padilla, para asistir a cuatro audiencias. Haré una campaña para que no se repitan casos como estos. Las ‘mulas’ son gente sin trabajo e ingenua para llevar la droga.
¿Por qué Jenny viajó a Tailandia?
Jenny viajó el 10 de febrero de 2017 por invitación de una compañera de la universidad. Su amiga le contó que ganó un viaje para dos personas y le pidió que fuera con ella. Pero, en el cambio de aerolínea en Lima, su compañera le dijo que no podía seguir, le entregó su maleta y ella no dudó ni revisó nada. Sin embargo, en el aeropuerto de Bangkok, la policía la detuvo por transportar 2,5 kilos de cocaína líquida. Jenny se arrepiente de eso y dijo que fue por ignorancia y confiada. Pero se declaró culpable porque todas las pruebas estaban en su contra.
¿Usted le cree?
Eso le compete a la Fiscalía: investigar si es o no culpable. Pero mi percepción es que fue engañada como tantos otros.
¿Cuántos años pasará en la cárcel?
Aún no está sentenciada. El 11 de abril será la última audiencia. Las sanciones por tráfico de estupefacientes son muy severas en Tailandia, van desde la pena de muerte a la cadena perpetua. Pero en este caso hay atenuantes porque Acuña colaboró con la policía desde el inicio. Entregó su celular a las autoridades, sin ninguna resistencia, y gracias a ello detuvieron al contacto de su amiga en Tailandia, que es un traficante de drogas ruso. Jenny tampoco ha tenido problemas ni mal comportamiento en la prisión.
¿Qué dijeron las autoridades tailandesas cuando la vieron a usted en el tribunal?
Preguntaron por qué estaba allí una asambleísta ecuatoriana. Dije que el presidente de la República, Lenín Moreno, el expresidente de la Asamblea, José Serrano, y yo estábamos preocupados por ese caso.
¿Usted habló con el Presidente sobre este caso?
Sí, con el presidente Moreno, Serrano y la canciller, María Fernanda Espinosa. Todos me apoyaron para el viaje.
¿Qué pasó en la última audiencia a la que usted asistió?
El tribunal me llamó al estrado y me dijo que me quedara tranquila. Además, me advirtieron que la sentencia sería un número de años que asuste. Pero la pena se rebaja cada año por buen comportamiento de la detenida. “Ella regresará a Ecuador. No le daremos la pena de muerte ni 50 años”, me dijeron las autoridades tailandesas.
¿El Gobierno como ayudaría a Jenny Acuña?
Hay dos vías para lograr que Jenny regrese a Ecuador. La primera es que el presidente Moreno pida clemencia al rey de Tailandia. Él en su cumpleaños indulta a algunas personas. La segunda vía es firmar un convenio bilateral entre Ecuador y Tailandia sobre la repatriación de detenidos para que cumplan una parte de las penas en este país. La Canciller me dijo que ese convenio ya existe desde 2016, pero Tailandia no le ha dado trámite. Hay 1.800 ecuatorianos como Jenny en diferentes países del mundo.
¿En qué condiciones está Jenny en la prisión?
Hay 8.000 mujeres en esa cárcel y las normas son muy rígidas. Ella está en un canchón con 500 detenidas. Jenny duerme en el piso, solo le dieron zapatillas y una cobija que usa de colchón, por el calor. Se levanta a las 4:45 y reza. A las 06:00 desayuna, y de 08:30 a 11:30 tiene clases de tailandés. A las 12:00 se sirve el almuerzo, pero ella rara vez come. Los tailandeses usan muchas especies picantes y Acuña tiene gastritis. A las 15:00 es la merienda, a las 16:00, las detenidas vuelven al canchón. Allí hay una sola televisión que ella no ve porque no sabe el idioma.
¿Ha tenido algún problema?
La cárcel está llena de máquinas para hacer bolsos y camisetas. Pero ella todavía no ha trabajado porque no entiende el tailandés. Se queja del maltrato de sus compañeras y del robo de sus cosas. Ella tiene un solo uniforme y paga 120 baht (3,85 dólares) para que lo laven. Los hijos de Jenny le envían dinero cada mes para comprar los artículos de limpieza personal y los alimentos. Ella ha escrito muchas cartas a su familia, pero no han llegado a Ambato. Es un problema de la traductora; si ella no entiende una palabra, la carta no sale de la cárcel. (I)