Palabras de aliento y sendas felicitaciones recibieron los militares ecuatorianos que apoyaron en las labores de rescate por el terremoto del 16 de abril.

La ceremonia por los 194 años de la Batalla del Pichincha y del Día de las Fuerzas Armadas, no solo fue un acto solemne para recordar la gesta libertaria, en la Cima de la Libertad. También fue un espacio para destacar la labor de los soldados.

Luego de la colocación de 7 arreglos florales, en las afueras del Templo de la Patria, el vicepresidente Jorge Glas -que lideró el Cambio de Guardia- ofreció un discurso con el que destacó el trabajo y sacrificio por las labores de reconstrucción en las zonas afectadas por el terremoto de 7.8 grados que soportó el país.

“Hoy como ayer, nos levantaremos frente a la adversidad, y volveremos a reconstruir el Ecuador (...) volveremos a vencer esta nueva batalla, con la participación de todos y todas, no solo para reconstruir Manabí y Esmeraldas”, expresó el segundo jefe de la nación.

Sus expresiones también advirtieron que en estos días “hay quienes intentan restaurar el pasado, para proteger sus privilegios”. En ese sentido, recordó que “el Gobierno de la Revolución Ciudadana asume la defensa como un bien público, que nos involucra a todos, civiles y militares”.

En esa misma línea se manejaron los discursos de las dignidades que estuvieron a cargo del acto castrense. El ministro de Defensa, Ricardo Patiño, antes de asegurar que los militares no abandonarán las zonas afectadas por el fuerte movimiento telúrico, ofreció sus condolencias por las 663 vidas que se perdieron tras el terremoto. “Permaneceremos en la zona hasta que sea reconstruida”, manifestó el secretario de Estado.

El vicealmirante Oswaldo Zambrano, jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, también agradeció el trabajo de los militares durante la emergencia nacional por el terremoto.

Zambrano recordó que la Batalla del Pichincha selló la independencia del país y acotó que las FF.AA. son parte integral del Estado ecuatoriano y que “nos debemos a él”.  

Señaló que los soldados no dudaron en cooperar para apoyar a las familias y damnificados del fuerte movimiento telúrico. Dijo que las FF.AA., de manera ordenada -en coordinación con el Gobierno Nacional- cumplieron una “tarea titánica” en actividades como remoción de escombros, entrega de ayuda (alimentos y agua), asistencia médica, transporte aéreo y marítimo de provisiones y donaciones, administración de albergues, así como el control de zonas afectadas por el terremoto.

Antes de finalizar, el jefe del Comando Conjunto recordó a las filas militares: “Venimos del pueblo y nos debemos a él”. También reiteró que se debe mantener una permanente renovación del respeto a la Constitución y las leyes del país. (I)

El presidente Rafael Correa, en compañía de los ministros de Estado, saluda a los presentes tras dejar una ofrenda floral en el mausoleo de Antonio José de Sucre. Foto: Daniel Molineros / El Telégrafo

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Una caravana acompañó a Correa

Autoridades rindieron un homenaje a Sucre

Enormes banderas tricolores en los balcones del Palacio de Carondelet, en la Plaza de la Independencia en Quito, engalanaron la jornada de ayer durante uno de los actos cívicos que lideró el presidente de la República, Rafael Correa.

A las 08:25, las trompetas del cuerpo militar que se tendió en los graderíos de la Catedral, sonaron fuertemente para anunciar la presencia del Jefe de la Nación.
Inmediatamente, decenas de transeúntes se congregaron en el espacio público para presenciar el acto cívico.

En compañía de los secretarios de Estado César Navas, ministro Coordinador de Seguridad, y Ricardo Patiño, ministro de Defensa, el Primer Mandatario se hizo presente para la ceremonia de colocación de ofrendas florales en el mausoleo del Mariscal Antonio José de Sucre.

En el acto también estuvieron representantes del alto mando militar, así como autoridades, entre ellas Juan Pablo Pozo, presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE).

En una ceremonia de alrededor de 15 minutos, el Jefe de la Nación salió y a paso breve saludó a los asistentes a la plaza e ingresó al palacio presidencial. Luego de 40 minutos, una nutrida caravana de motos acompañó al mandatario hasta la Asamblea Nacional. Aunque su paso fue a prisa, Correa bajó el vidrio de su vehículo para saludar a los ciudadanos que lo esperaron pacientemente. (I)