Desde su fundación, en 1991, el Fondo de Cesantía del Magisterio Ecuatoriano (FCME) se convirtió en uno de los espacios de poder del extinto Movimiento Popular Democrático (MPD).

Por 14 años el exdiputado y excandidato a la Presidencia de la República por ese partido, Juan José Castelló, dirigió el FCME. Ocurrió igual con Jorge Piedra, Víctor Hugo Aguilar, Francisco Rojas, docentes vinculados a la Unión Nacional de Educadores (UNE). Precisamente la actual representante del gremio y militante del MPD, Mariana Pallasco, ha respaldado públicamente la gestión de Castelló para evitar que el FCME pase al Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (Biess).

Esta vinculación política es criticada entre otros docentes, pero lo hacen en voz baja por temor a represalias. Juan Carlos Z., por ejemplo, labora en Quito y explicó a el TELÉGRAFO que hace unos meses se retiró por sentirse inconforme con el manejo político del MPD.

“Nos obligaban a contribuir para acceder a supuestos beneficios como los planes de vivienda en Sangolquí, pero ahora fácilmente se evidencia que quienes viven ahí fueron designados a dedo. No hay equidad, por eso yo decidí salirme junto con otros compañeros y hasta el momento no me han devuelto mis aportes”, explicó el maestro.

A más de las vinculaciones políticas se debate cuán beneficioso ha sido el FCME para los docentes.

En el balance contable que la entidad financiera entregó a la Superintendencia de Bancos se revela que el rendimiento de las inversiones es de apenas 1,44%. La utilidad neta es de $6’214.772 frente a los $431’410.202 de los activos, lo que revela una administración deficiente. Por ejemplo, de los $177’749.934,01 colocados en créditos prendarios, hipotecarios y quirografarios, solo en este último se reportan $13’879.463,26 como préstamos vencidos.

La presidenta de la UNE de Milagro, Gladys Cedillo, es una de las militantes del extinto MPD que respalda a los directivos del FCME, pues destaca las 34 ciudadelas construidas en el país, generando más de 5.000 viviendas.

Castelló asegura que la entidad tiene 35 proyectos inmobiliarios, equivalentes a 8.000 viviendas. En Quito se encuentran en Sangolquí, Mitad del Mundo y solo en El Condado son 700 casas y 400 departamentos. En Guayaquil son 1.000 viviendas. En Cuenca 147 y 26 en San Cristóbal (Galápagos).

El negocio inmobiliario habría iniciado hace 8 años y varios docentes han cuestionado los altos costos.

El informe de la situación financiera también señala que la inversión inmobiliaria alcanza los $108’297.956,31, de los cuales $80’945.411,08 corresponden a viviendas en construcción y $9’861.812,09 a inmuebles en venta. Hace 4 años un diario capitalino publicó las denuncias de maestros que se sentían “estafados” porque las viviendas subieron de precio desde que fueron separadas hasta la entrega del inmueble. María Revelo y Lourdes Vizcaíno, entonces profesoras de séptimo de básica, expusieron su situación.

Para el analista económico y catedrático universitario Santiago García, el papel de un fondo de cesantía no es la compra y venta de bienes inmuebles sino asegurar los recursos: “No debería ser una de las funciones del magisterio el negocio inmobiliario, que se encarga de la construcción y posterior comercialización”, explicó.

Bajo la dirección de Castelló -quien el sábado fue reemplazado por Jorge Valverde Luna-, el FCME mantuvo contratos con inmobiliarias como SolVivienda S.A. e Ingeniería y Construcciones Yanrom Cía. Ltda., también dirigidas por afiliados del MPD como el mismo Castelló, Nancy Rivadeneira Troya, Freddy Yánez López, Cecilia Jaramillo Jaramillo y Yazmina Atarihuana Ayala.

Para García, la afiliación política va en contra del manejo de fondos y califica el hecho como “un error” que debe corregirse. Además halló una contradicción ideológica entre el marxismo leninismo que promulga el Movimiento Popular Democrático y su actual lucha por sostener un modelo de negocio profundamente capitalista.

Otros datos indican que el FCME gastó $1’847.834,35 en personal, $1’952.639,25 en bienes de consumo y $367.747,74 en viáticos.