“El Gobierno defiende el estado de derecho; Sarayaku, a 3 fugitivos”
El titular de la Conaie dice desconocer si los sentenciados Cléver Jiménez, Fernando Villavicencio y Carlos Figueroa siguen en la comunidad. Asegura que no quieren que se produzca un derramamiento de sangre y que, como movimiento indígena, jamás han pensado en el separatismo, autonomía o independencia.
Cualquier solución parte del marco jurídico establecido
¿Cuál es el criterio desde el Consejo de la Judicatura sobre lo que se está viviendo en Sarayaku, pueblo que dice acoger las medidas cautelares de la Corte Interamericana de Derechos Humanos por sí mismo, desconociendo la sentencia condenatoria por injurias en contra de Cléver Jiménez, Fernando Villavicencio y Carlos Figueroa?
Esa es una situación de hecho, lamentable, y creo que ningún abogado con el mínimo de honestidad intelectual podría aceptar una situación de esta naturaleza, que no tiene ningún fundamento jurídico.
Es una situación de hecho que atenta contra todo principio constitucional. El Ecuador es uno solo, es un Estado de derechos y justicia, como lo establece la Constitución. Creo que ningún abogado o jurista podría aceptar que una situación de hecho se presente en contra de una sentencia judicial, y que alguien unilateralmente (Jiménez) diga que esta es una sentencia nula porque es condenado por las infracciones cometidas, a través del debido proceso emitido por el máximo organismo: la Corte Nacional de Justicia. Se lo declare como un difamador y se refugie en una comunidad indígena, poniendo de alguna manera en riesgo a los miembros de esa comunidad.
El estado de derecho tiene toda la potestad de hacer ejecutar una sentencia, como es la obligación jurídica.
¿Quién debe ejecutar esa sentencia? ¿Las Fuerzas Armadas o Policía Nacional pueden incursionar en el pueblo de Sarayaku?
Los contextos específicos les corresponderá a las autoridades competentes respecto a la ejecución de la sentencia y establecer las medidas que se deban tomar, pero lo que es claro y objetivo es que esa situación de hecho atenta contra todo principio democrático, de seguridad jurídica y contra el estado de derecho en sí mismo.
¿Se dice que hay una aparente provocación por parte de Jiménez y de ciertos dirigentes indígenas de Sarayaku para después, en el caso de que suceda algo, victimizarse?
Es una situación en la que esas personas (Jiménez, Villavicencio y Figueroa) deben aceptar sus responsabilidades ante la justicia. Una vez que hay una sentencia ejecutoriada, de casación, y que da por terminada en la justicia ordinaria un proceso, lo que corresponde es que acepten esas responsabilidades y se acaten las resoluciones de la justicia.
Para evitar una crisis, ¿sería cuestión de Cléver Jiménez que acepte la sentencia y se entregue a la justicia?
Pero por supuesto, esa es la manera adecuada en que este tema debe ser resuelto, que las personas que han sido objeto de una sentencia judicial asuman su responsabilidad ante la ley y ante la justicia ecuatoriana, y no pongan en riesgo ni manipulen de esta manera a dirigencias de una comunidad, tomando en cuenta, además, que no todos los habitantes de esa comunidad comparten una medida de esa naturaleza: refugiar a los 3 sentenciados.
¿Se podría hacer una mediación con el pueblo Sarayaku para resolver este tema?
La naturaleza de esa sentencia puede implicar algunas vías de solución, pero eso parte, sobre todo, de la aceptación de las responsabilidades de quienes han sido sentenciados por la justicia.
Cualquier solución parte del marco jurídico que nuestra Constitución y leyes establecen: la aceptación inicial de responsabilidades es la base para que tenga una solución jurídica.
Teniendo en cuenta que existen medidas cautelares para Sarayaku emitidas desde la Corte Interamericana, ¿los militares pueden o no incursionar en ese pueblo para detener a los fugitivos?
Las medidas cautelares emitidas tienen un objetivo específico: precautelar a la comunidad, al territorio, no de garantizar la impunidad a nadie. Entonces, se está haciendo también allí mala interpretación. Un jurista con honestidad intelectual no podría decir que eso cubre a quien comete un delito para que pueda refugiarse en el territorio sarayaku. Eso no tiene ninguna justificación jurídica, legítima o democrática.
Las autoridades a las que les corresponde la ejecución de una sentencia tendrán que determinar los mecanismos adecuados para que ese fallo se cumpla.
No sé si Jiménez esté usando políticamente a indígenas
¿Qué se ha hablado en la Conaie sobre lo que sucede en Sarayaku, donde se refugian los prófugos de la justicia Cléver Jiménez, Fernando Villavicencio y Carlos Figueroa?
Como dirigentes del movimiento indígena, preocupados de la situación que atraviesa el pueblo Sarayaku y el Estado, hemos tenido contacto y conversaciones.
¿Conversaciones entre quiénes?
Con el presidente de la Confeniae (Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana), Franco Viteri, que es de Sarayaku y que está allá con el presidente de ese pueblo, José Gualinga, y otros dirigentes. Con base en ello, rechazamos todo acto de provocación al pueblo Sarayaku, cualquier operativo militar o policial. El territorio de Sarayaku goza y tiene una sentencia de la Corte Interamericana, en donde al Estado le obliga para que pueda protegerlo, y una presencia militar o policial en su territorio sería un acto de provocación y violentaría la sentencia.
Pero visto desde las autoridades, se dice que más bien es una provocación que los dirigentes de Sarayaku, ni siquiera la mayoría de la población indígena, den refugio a esos tres fugitivos?
Según la información y las conversaciones que hemos tenido, es que llegaron al pueblo Sarayaku las tres personas: Jiménez, Villavicencio y Figueroa, diciendo que sus vidas corrían peligro a raíz de esta sentencia injusta, viciada de una carga política.
Por lo tanto, llegaron allá y la comunidad ha resuelto, bajo un tema humanitario, que se queden allí, en ese territorio. Jamás el pueblo Sarayaku está diciendo que es un asilo, jamás está desconociendo una sentencia. Es un tema humanitario, siempre la protección de la vida es por encima de cualquier acción jurídica o política.
Por tanto, sobre las aseveraciones de que Sarayaku está declarándose autónomo, soberano o independiente, jamás se ha resuelto eso, porque si fuera así, esa no es la propuesta del movimiento indígena.
¿Es decir que cuando ciertas personas injurien y sean sancionadas por la justicia pueden irse a refugiar en Sarayaku?
Jamás el movimiento indígena puede ser un refugio o un escudo para proteger cosas indebidas.
¿Qué decir frente a lo manifestado por el presidente de la Judicatura, Gustavo Jalkh, de que lo único claro es que refugiarse en Sarayaku “es una situación de hecho que atenta contra todo principio democrático, de seguridad jurídica y estado de derecho”?
El pueblo Sarayaku ha manifestado con toda claridad que no está atentando contra ningún estado de derecho, y que allí están las tres personas, pero nosotros no sabemos si siguen allí o no, o en qué parte están. Más bien lo que se debería es buscar una vía para resolver este conflicto.
¿Cuál sería la vía?
Uno de los elementos es la vía jurídica.
¿Pero cómo tomar en cuenta ese elemento si Jiménez y su séquito han desconocido lo decidido o sentenciado por la justicia?
Lo que dicen los tres sentenciados es que no se levantó la inmunidad parlamentaria, que todo el juicio fue viciado y con presión pública. Ahora el presidente Correa dice que tiene que cumplirse la sentencia. Por ese conflicto, los pueblos indígenas no podemos poner en riesgo la vida de la comunidad, por capricho de Correa o de los sentenciados.
¿No será que Jiménez y sus seguidores están utilizando políticamente a Sarayaku y a los líderes indígenas en general?
No sé si nos están utilizando o no, pero el movimiento indígena jamás va a tener una propuesta de autonomía, separatismo o independencia.
¿Pero eso de dar refugio o amparar a los tres sentenciados no deja un mal precedente para que otras comunidades, no solo de la Amazonía sino de otras regiones del país, den acogida y protección a similares personas que cometan injurias u otros delitos, y que digan ‘así hizo Sarayaku y así vamos a hacer nosotros también’?
Puede ser una preocupación, pero el movimiento indígena jamás está pensando en esa posición.