Ecuador despide a Julio César Trujillo, destacando su legado
Cuando faltaban 15 minutos para las 12:00, Martha Troya apretó la mano de una mujer que le acompañaba. En ese momento, cuatro cadetes de la Policía Nacional levantaron el féretro que contenía los restos mortales de su esposo, Julio César Trujillo.
Un apretón de manos fue su despedida la tarde del domingo 19 de mayo, cuando el político, jurista y académico falleció en el Hospital Metropolitano de Quito.
Durante dos días en la Universidad Católica se levantó una capilla ardiente para despedirlo. Hasta ese lugar llegaron cientos de personas que quisieron rendir un homenaje a Trujillo, que es considerado un ejemplo de trabajo, honestidad y lucha hasta el último minuto de su vida terrenal.
“Yo trabajé como guardaespaldas de un personaje al que visitó en varias ocasiones el doctor Trujillo”, comentó un hombre corpulento que alcanzó a ubicarse en la última fila del teatro universitario de la Católica.
“Le serví varias veces café; era una persona muy amable que siempre sonreía; últimamente lo miraba en televisión y en los diarios”, dijo antes de levantarse un poco tímido e ir donde estaba sentada doña Martha para presentarle sus condolencias. Luego salió del sitio con el mismo silencio con el que entró.
A pesar de la afluencia de público, no fue necesario seguridad y sus amigos improvisaron intervenciones para recordar la memoria del “Dr. Julito”, como todos le decían.
La exasambleísta Lourdes Tibán recordó su compromiso con las causas sociales, el movimiento indígena, con los trabajadores y la defensa de la naturaleza.
La mayoría de amigos coincidieron en señalar que Julio César Trujillo era un luchador que demostró su enorme capacidad de trabajo y compromiso con el Ecuador, especialmente en su labor como presidente del Consejo Transitorio, y que devolvió la confianza en la institucionalidad del país.
Pero sobre todo resaltaron su honestidad; “era sobre todo un ser humano, un soporte de moral a toda prueba”, afirmó Julio Michelena, amigo cercano y socio jurídico de Trujillo.
A las 12:00 de este martes, el vehículo de la funeraria salió de la universidad con el ataúd; la viuda subió a otro vehículo para dirigirse a la iglesia de La Dolorosa del Colegio San Gabriel, donde esperaban las principales autoridades del país para despedirlo con honores de Estado por su legado.
La despedida se transmitió en cadena de radio y tv
En la capilla del Colegio San Gabriel, los cadetes de la Policía y el Ejército prepararon una calle de honor para recibir los restos de Trujillo. La iglesia estaba llena cuando los oficiales de las instituciones armadas entraron con el féretro sobre sus hombros.
Su paso solemne fue acompañado por los aplausos de los asistentes, entre ellos los del presidente de la República, Lenín Moreno; el vicepresidente Otto Sonnenholzner, y varios integrantes del gabinete ministerial. También lo hicieron los ecuatorianos que por una radio o la televisión presenciaron la liturgia.
El Gobierno Nacional reconoció la trayectoria de Trujillo y declaró cuatro días de luto por su partida. También le entregó la Orden de San Lorenzo, en el Grado de Gran Cruz, la máxima distinción que entrega el país a sus hijos más destacados. Como se lo hizo con Andrés F. Córdova.
El presidente Lenín Moreno entregó este reconocimiento a Martha Troya, junto con la banda tricolor que abrigó el ataúd de Trujillo.
El Primer Mandatario resaltó los valores del fallecido: su transparencia, honestidad y patriotismo. Lo calificó como un “héroe”, que cumplió con cariño y eficacia el servicio a todas sus causas. “Así era el doctor Trujillo, un enamorado de la institucionalidad; gracias por ese ejemplo y vida que nos entregó”.
Sus amigos recordaron su legado para el país
Antes de que finalizara la liturgia, el actual presidente encargado del Consejo de Participación Ciudadana Transitorio, Eduardo Mendoza, subió al púlpito y expresó su pena por la partida de su amigo y compañero.
Mendoza destacó la fortaleza de Trujillo y su serenidad al enfrentar los gritos de la corrupción. “Su solvencia moral fue su escudo; sabía que tenía que darle forma a un país en pedazos y lo consiguió”, afirmó.
En el Consejo de Participación, la voz de Trujillo era escuchada y por su liderazgo se logró evaluar y cesar a las autoridades de control y de justicia elegidas durante la década de Rafael Correa. También fue clave para nombrar a las nuevas autoridades que empezaron el proceso de reinstitucionalización del país.
También se escuchó a Marcelo Troya, uno de los sobrinos de Trujillo, quien intervino en la ceremonia y aprovechó para agradecer a sus tíos por estar siempre presentes y recordarle que la familia es lo más importante. Él recordó que fue un tío amoroso que los cuidaba y un ejemplo de vida. “Siempre nos impulsaba a ser mejores, a no desmayar y buscar lo que era justo”.
La palabras del sobrino conmovieron a Martha, que lo escuchaba con la mirada atenta. Su matrimonio no tuvo hijos, pero recibió el cariño de sus sobrinos, que llenaron de alegría su hogar.
Durante su intervención, Enrique Ayala Mora recalcó que Julio César Trujillo siempre representó a la gente más sencilla y prefirió leer una frase de Trujillo sobre la justicia que pronunció durante una entrevista:
“Si me preguntan qué es la justicia no sé qué es, pero si veo un obrero al que no le pagan lo que necesita para su subsistencia y el de su familia, sé lo que es la injusticia. Así podría enumerar aquellos actos en los que se hecha de menos la justicia. Resulta difícil definirla, es un ideal detrás del cual se camina y cada vez que se da un paso hacia ella, se aleja señalando nuevos ámbitos en los cuales la justicia es necesaria y donde la justicia debería imponerse para bien de la humanidad”.
Al terminar la misa, los restos de Trujillo fueron trasladados al cementerio Monte Olivo donde finalmente fue sepultado. (I)