La desinformación en redes sociales se ha expandido de manera tal que hasta medios internacionales han replicado noticias falsas, en tiempos de pandemia. La más reciente, que en Manabí los cuerpos de víctimas del virus eran arrojados al mar.

El presidente del Consejo de Comunicación, Édison Toro, habla sobre estos hechos y también sobre la protección que debe tener el periodista que pone en riesgo su vida en ciertas coberturas.

¿Cómo ha sido el manejo de la emergencia sanitaria en los medios públicos y privados?

Los medios en general han tenido un buen tratamiento de la información; ha habido casos puntuales en los que hemos visto réplicas de desinformación o un tratamiento que ha rozado las líneas de la ética periodística, que no se han repetido ni han sido constantes ni recurrentes.

Creo que dentro de todos estos esquemas de emergencia, el de la comunicación también fue un sector que no estaba preparado para muchas cosas a las que la crisis nos enfrentó. Con base en eso, el trabajo que ha hecho el Consejo de Comunicación va en la línea de apoyar.

En tiempos de pandemia también nos enfrentamos a la infodemia (noticias falsas y desinformación), que incluso ha trascendido las fronteras. ¿Cree usted que debe haber control, sobre todo a los troll centers que causan caos e incitan a la población?

Es complicadísimo, creo que en las líneas de las enseñanzas de esta emergencia, lo que nos va a quedar también es ese tratamiento sobre información en medios alternativos y los tradicionales. Y ahí hay un punto de confluencia muy importante en lo que nosotros, como Consejo, podemos y no podemos hacer, y creo que hasta no debemos hacer. Hay un estudio que está trabajándose desde la organización civil, y se marcó con la idea de lo que pasó en octubre respecto a desinformación. Hay tres capas, por lo menos, en las que se construye esta desinformación. La primera está anclada a la generación de la desinformación desde fuentes muy importantes y muy grandes. Por ejemplo, vi recién una noticia en redes de RT Ecuador (Rusia Today) donde desinformaba completamente.

La segunda capa es esa réplica en plataformas digitales establecidas en internet, que se van constituyendo como medios alternativos. Pero la desinformación, además, la replican grandes agencias. Y la tercera capa son las redes sociales, es decir lo que aquí en Ecuador se llaman troll centers, en Colombia son las “bodegas”, donde ya las réplicas se viralizan y allí incluso el término es epidemia de desinformación. Lo único que se puede hacer frente a esto es ir a las fuentes oficiales.

Nosotros en Ecuador ventajosamente no tenemos control ni vigilancia ni un esquema de censura, lo único que se hace en el Consejo es verificar unas líneas de respeto hacia la libertad de expresión con responsabilidad, desde luego, hacia temas de protección a los derechos de comunicación de la ciudadanía; y sobre esa base los medios son un aliado importantísimo para frenar la desinformación.

¿Quiénes están detrás de esta oleada de desinformación que incita, que alarma y que quizás busca una desestabilización del Gobierno?

Creo que la pregunta que deberíamos hacernos es a quién le beneficiaría la desestabilización del Gobierno, a qué grupos les beneficiaría tener un Estado convulsionado socialmente. Cuál ha sido el discurso permanente respecto a un cambio de Gobierno, a una desestabilización. Incluso antes de octubre y en octubre, con mayor énfasis, y ahora en la crisis, y ahí podemos tener la respuesta. Hay un trabajo muy fuerte que hacer en otras líneas respecto a identificar esos temas que eventualmente-bajo una investigación rigurosa que habrá que hacer- determinará si existe responsabilidad.

Creo que Ecuador debe ser de los pocos, si no el único país, en el que existe esto tan estructuralmente marcado en una crisis sanitaria mundial, que rebasa cualquier consideración.

Nosotros, como Consejo, no tenemos atribuciones legales para controlar las redes sociales. Hicimos más bien la construcción de una guía de la desinformación y una guía de protección de periodistas.

En los próximos días se va a concretar finalmente el convenio de creación del Comité Interinstitucional para la Protección de Periodistas, en el que está el Consejo de Comunicación, el Ministerio de Gobierno, Cancillería y la Secretaría de Derechos Humanos; estará abierto a la sociedad civil también para que entendamos que la protección del periodista no deja de ser coyuntural.

¿Cómo va a funcionar este Comité Interinstitucional para la Protección de Periodistas?

Este Comité ya se lo planteó en 2018, a partir del tema de los tres periodistas de El Comercio y desde la Secretaría Nacional de Comunicación; en ese momento en que su titular era Andrés Michelena, ya se adelantaron todas las líneas de firmar su fuero interministerial y se plantearon las primeras líneas para trabajar protocolos y un esquema institucional desde el Estado. La idea de esto es que el Estado tenga una organización de coordinación, no es un nuevo organismo, no se crea una estructura burocrática ni mucho menos, sino que se hace una instancia de coordinación entre las instituciones con la sociedad civil, para promover temas puntuales y estructurales de la protección de periodistas.

En octubre fueron más de 200 periodistas los agredidos en las coberturas (en el paro), entonces ese Comité debería activar ese tipo de instancias para, primero, promover protocolos manuales de comportamientos para los periodistas, pero también reaccionar frente a lo que se necesita en un esquema de protegerlos cabalmente o activar todas las líneas de reacción del Estado respecto a investigaciones penales y demás, por ejemplo.

Ese es un poco el trabajo que se busca con este Comité.

¿Qué hacer ante la serie de noticias falsas?

Verificar de dónde provienen. Hay cuentas de las que uno debería dudar de primera mano y no darles demasiada credibilidad. No viralicemos lo que no creemos, información que no está contrastada. Lo que no ha salido de un canal oficial, evidentemente no hay que viralizarlo. Hay que suspender esa transmisión dañina que lo único que hace como un virus es regarse en mayor forma. (I)