El exvicepresidente Alberto Dahik trató de esquivar el debate, pero fue realmente él quien abrió la discusión en un foro denominado ‘El Ecuador que queremos’, realizado ayer en la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), en Guayaquil.

En una primera exposición, Dahik usó su tiempo para advertir sobre la “gravísima crisis económica que se está gestando, tenemos un incendio y lo voy a demostrar”. Entonces se levantó para mostrar 2 cuadros, uno sobre el gasto público en el país y otro sobre la caída de los depósitos bancarios.

Entonces, Pabel Muñoz, titular de la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades), preguntó de dónde eran los datos. “Del Financial Times, no me los estoy inventando”, respondió Dahik. “Una economía dolarizada no puede darse el lujo de dejar caer los depósitos”, insistió, y trazó un paralelismo con la crisis griega, país que tampoco tiene una moneda nacional. A partir de allí, Dahik expuso claramente la diferencia de posturas ideológicas. De un lado él y Walter Spurrier y del otro Muñoz, junto con Fánder Falconí.

Spurrier ofreció una postura más política. Habló de la necesidad de una justicia independiente, de una sociedad libre, que no tenga que preocuparse de lo que dice, que el poder electoral sea imparcial o que incluso esté conformado por los mismos partidos que en teoría debería vigilar. Entonces fue el turno de Falconí. “Lo peor que le puede pasar al Estado es perder la memoria histórica. Hay que hablar del pasado, señor Dahik”. Y recordó que en “las sociedades desiguales no todos tenemos las mismas oportunidades y por eso se necesita de un tercero”.

Dahik insistió en su punto, en los depósitos y en el excesivo gasto público. Por eso dio su receta: eliminar el impuesto a la salida de capitales, las salvaguardas, reducir el gasto público y adoptar un esquema de flexibilidad cambiaria. “Hay que preguntar al pueblo si quiere eliminar los subsidios o la dolarización”, planteó. Y Spurrier añadió “la estabilidad que tenemos hoy en día se debe a la dolarización”.

Falconí contestó que no es eso, que es la madurez política del país porque si fuese así ni Jamil Mahuad ni Lucio Gutiérrez hubiesen caído.

“Yo sí quiero debatir, dicen que no es un debate ideológico, pero es profundamente ideológico, no hay debate técnico”, replicó Muñoz. “Piden reducir gasto público, pero ¿qué es gasto público? Habría que preguntar a los profesores que ahora sí pueden vivir de su sueldo. Sería ingenuo creer que el gasto público está en las sabatinas o en la Secretaría del Buen Vivir”, dijo. En esa línea citó los avances en educación y salud. “¿Quién dijo que había que garantizar derechos? ¿Correa? No. Fueron todos los ecuatorianos que aprobaron la Constitución”, remarcó. Muñoz reconoció errores en el Gobierno, uno de ellos es la lentitud en el cambio de la matriz productiva, pero recordó que “el modelo de achicamiento del Estado ya lo vivimos”.

Falconí ahondó en ese punto. Recordó que en los noventa la deuda pública era superior al 100% del PIB. “No acepto lecciones aquí de macroeconomía”. De allí mostró cifras sobre la liquidez, que era el eje central del discurso de Dahik. “Hay un descenso en los últimos 2 meses, pero se mantiene en el promedio histórico. La especie monetaria se mantiene”.

Muñoz agregó que “hay  irresponsabilidad en hacer creer a las personas que no estamos trabajando en eso (los problemas económicos)”. Y para concluir dijo que en el salón habían 2 posturas ideológicas diferentes, “No nos vengan a decir que solo dialogamos con nosotros mismos”. (I)