El jurista Hernán Pérez Loose opina que el problema de la corrupción en el Ecuador es estructural porque tiene varios componentes que atraviesan lo cultural, institucional y normativo, lo que la han convertido en un fenómeno de enormes dimensiones. Por estos motivos no es un delito cualquiera “que toda la sociedad y sus instituciones deben enfrentar”, comenta en diálogo con EL TELÉGRAFO.

¿Cómo hacerlo?
Creo que la corrupción en el Ecuador es lo que el narcotráfico en Colombia; así de grave es la situación. En Colombia hay leyes especiales, toda una institucionalidad dedicada a combatir el narcotráfico; nosotros deberíamos hacer lo mismo; tenemos un problema serio que nos debería llevar a ver a la corrupción no como un tema aparte, no es un delito cualquiera, hay que crear una serie de respuestas estructurales en políticas institucionales y normativas.

¿Considera que salimos de un gobierno que normalizó la corrupción desde el Ejecutivo?
Por supuesto, imagínese que la cabeza de la Contraloría de entonces (Carlos Pólit), la entidad responsable de vigilar el buen uso de los fondos públicos, era una persona que se jactó de recibir coimas al contado. Todo el sistema quedó contaminado como nunca se había visto antes, fue un sistema que no duró un año sino más de 10 y que todavía, de alguna manera, sobrevive pese a los esfuerzos que ha hecho el gobierno actual.

¿Una tarea muy difícil?
No es un asunto que se puede arreglar de la noche a la mañana con la labor de una sola persona como la fiscal Diana Salazar y el apoyo de la ministra María Paula Romo. Es un buen comienzo, pero se necesita algo más profundo, pues finalmente gran parte de la corrupción se alienta por la impunidad. La Fiscalía y la Justicia deben mandar el mensaje claro de que las personas que incurran en esta conducta van a sufrir consecuencias, pero no hay que pensar que solo reprimiendo se acaba todo.

¿Este problema es público o privado?
En los últimos casos hemos visto en el Seguro Social en lo público y en lo privado a un cúmulo de empresarios implicados en actos de corrupción; entonces veo que es un problema que abarca al sector público, al privado, a la Costa, la Sierra, a la izquierda y la derecha, es transversal de naturaleza estructural.

¿Hay un real castigo a privados que incentivan la corrupción?
Si usted ve los condenados en el caso “Arroz Verde” son empresarios y funcionarios públicos, pero se supone que el funcionario público es el que debe resistirse y denunciar ese intento de coima.

El empresario obviamente incurre en delito, pero no caigamos en la trampa de esta discusión de que solo es problema del sector público o privado o que el Estado es muy grande; ese tipo de reflexiones no contribuyen, tenemos que unirnos y ver a la corrupción como un problema que amenaza a todos.

Hay la opinión de que la corrupción no le interesa a la gente porque está preocupada del trabajo, el desempleo, la situación económica.
Algunos líderes políticos se han encargado de aislar la corrupción del desempleo, cuando no son problemas diferentes. La corrupción es prácticamente una de las causas principales del atraso económico del Ecuador.

Ellos (los políticos) han decidido no hablar de la corrupción porque no trae votos y ahí está el resultado: vemos a más de 30 asambleístas perseguidos por la justicia o con investigación penal; hay una legisladora que tiene una glosa de $ 41 millones y sigue en la Asamblea como si nada; otro asambleísta condenado por la justicia por intentar dañar los pozos petroleros y sigue tranquilo en su puesto; por eso se habla de que se ha normalizado la corrupción.

¿Cree que existen organizaciones políticas que se forman para llegar al poder con la idea de lucrar?
Así es, lamentablemente vivimos en una sociedad que tiene un deseo voraz de hacer dinero en poco tiempo; nadie piensa en trabajar, ahorrar y tener algo fruto de su esfuerzo, sino que quiere hacerse millonario de la noche a la mañana y por eso vemos políticos que tienen un estilo de vida que no es compatible con sus ingresos, eso es increíble.

Cuando se pregunta a líderes políticos por qué escogen a tal o cual persona para candidato responden porque es una buena persona, trabajadora, es muy popular etc., pero nunca dicen lo escogí porque es honesta. La honradez lamentablemente no está en el diccionario de muchos políticos ecuatorianos.

¿Hay esperanza para Ecuador en esta materia?
Yo creo que sí. Mire lo que está haciendo la Fiscal, simplemente cumpliendo con la ley, no está haciendo nada fuera de lo común; si tuviéramos más funcionarios que actuaran con el mismo espíritu el país podría empezar a cambiar, creo que hay una nueva generación que se está dando cuenta de que el país necesita dar un giro sustancial para acabar con la corrupción. (I)