El presidente Rafael Correa considera que en la reunión de Cuenca se unió el agua con el aceite
La Convergencia Democrática de Nebot imitaría el modelo de la MUD venezolana
El presidente de la República, Rafael Correa, lo dijo el año pasado: la oposición va por la Asamblea en 2017. Y esa idea fue corroborada el martes, en Cuenca, con la presentación de Convergencia Democrática.
Pero, ¿cómo se logrará ese objetivo?, ¿habrá listas conjuntas? o como propuso alguna vez Lourdes Tibán solo los partidos fuertes en determinadas jurisdicciones presentarán candidatos.
Aún no habría nada en firme, pero el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, dio pistas ayer. Las listas conjuntas están descartadas, “más allá de los acuerdos que se puedan hacer en provincias”.
“En política y en Ecuador hay que trabajar con las realidades, la política es el arte de lo posible, en Venezuela no existió una lista única”, reconoció. La idea de la Convergencia Democrática de Nebot en realidad sería unirse en la Asamblea, una vez que la oposición tenga ganadas las curules.
El alcalde puso como ejemplo las elecciones seccionales de 2014 cuando no hubo alianza pero se triunfó en plazas clave, como Guayaquil, Quito y Cuenca. En ese caso la unión vino después y eso parece ser lo que se imitará en 2017.
Lo cierto es que los contactos siguen de cara a una gran reunión el 27 de enero que tendrá como anfitrión a Pachakutik, y a la cual han sido invitados CREO y Podemos. César Rodríguez, secretario ejecutivo de Podemos (movimiento aún en construcción), aseguró que el “cómo” de la Convergencia Democrático legislativa no está definido.
Ahora la otra pregunta es ¿para qué servirá la mayoría? Sería básicamente para desmontar las leyes elaboradas en los últimos 9 años. No se descarta una Asamblea Constituyente, pero la idea es llamar a consulta popular para tumbar las recientemente aprobadas enmiendas a la Carta Magna.
Rodríguez reveló reformas a las leyes de Comunicación (LOC) y de Educación Superior (LOES). En el primer caso para, según su opinión, garantizar la libertad de expresión y en el segundo para que los jóvenes puedan elegir la carrera que deseen.
Luego viene un paquete de leyes que deberían servir para “reactivar la economía del país”, pero medidas concretas en esta área aún no hay porque la agenda también está “en construcción”.
Por eso Diego Vintimilla, asambleísta de PAIS en Azuay, dijo que la oposición no tiene propuestas o una agenda definida de planes, porque solo quiere derogar leyes y no hay nada nuevo. La unidad “empieza desde la derrota porque reconocen que no tienen candidato presidencial, quien capitaliza la reunión es el PSC, no Pachakutik, ni Avanza”.
¿El modelo venezolano?
La idea de la unidad surgió luego del triunfo de la oposición en las legislativas de Venezuela con la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Más allá del parecido lingüístico con la “Convergencia Democrática” las estrategias parecerían similares.
La oposición venezolana se concentró en el control de la Asamblea, algo que ahora se replica en Ecuador. Winston Alarcón, secretario general del Partido Comunista del Ecuador, cree que es un modelo importado desde Estados Unidos que primero se aplicó en el país petrolero y ahora acá.
“La oposición intenta parecerse al modelo venezolano, pero es muy difícil porque convergen intereses diferentes. Por ejemplo, el señor (Guillermo) Lasso tiene pretensiones presidenciales y no le preocupa una plataforma de unidad para gobernar el país”, aseguró el dirigente.
Lasso ha quedado por fuera de “Convergencia Democrática” porque el exbanquero está concentrado, según indicó, en la unidad de la familia ecuatoriana. Su número dos, César Monge, reaccionó a la cita de Cuenca y pidió que se respeten las encuestas.
CREO aspira a un respaldo a la candidatura de Lasso, como ellos lo hicieron con Rodas en los comicios para alcalde en febrero de 2014. “Sigue abierta la invitación a que venga. A mí tampoco me invitaron oficialmente, esto no es una fiesta de 15 años con etiqueta, nunca he pedido que Lasso renuncie a sus aspiraciones, no tiene por qué hacerlo para conversar, para integrarse no hay que renunciar”.
Ante el movimiento de la oposición Vintimilla propuso el fortalecimiento del Frente Unidos para elegir a los mejores cuadros como candidatos, lo que a su vez sirva para mantener la mayoría legislativa.
Para Rafael Correa, no habrá una unidad total de la oposición, sino parcial. “Esto en especial nos hace muy bien porque a la gente le recuerda el pasado: el agua con el aceite, la partidocracia de siempre unidos para ver si nos vuelven al pasado. Y muchas gracias, nos hacen un gran favor”. (I)
En 2003 la Junta Cívica criticó a Ramiro González
La incorporación de Ramiro González, de Avanza, a la cita de Cuenca generó malestar dentro de las propias filas de la oposición. Eso le cuestionó la periodista Janeth Hinostroza ayer al alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, alegando que no concebía la presencia de alguien que hasta hace un año fue ministro de Rafael Correa. González fue hasta abril del 2015 Ministro de Industrias y antes fue el presidente del consejo del IESS.
Ante la pregunta Jaime Nebot dijo: “Hay mucha gente enemiga acérrima de Correa que hace poco tiempo, mediano o al inicio fue vehemente partidario. Si usted quiere sumar tiene que integrar gente, unos se arrepintieron al principio y este señor se habrá arrepentido después. Si nos quedamos los que al inicio estábamos en contra vamos a ser pocos, tenemos que ser muchos para ganar”.
Los sectores de Guayaquil aliados de Nebot, como la Junta Cívica, consideraron en el pasado a González como regionalista y centralista, en esa época cuando Quito y Guayaquil eran ciudades antagonistas.
“Las cosas van muy bien, que de repente Ramiro González esté junto a Jaime Nebot, cuando le declaró persona no grata y le puso la placa de la infamia, en plena plaza San Francisco, cuando era prefecto de Pichincha. Ramiro González le puso la placa de la infamia y ahora todos juntitos”, recordó el presidente Rafael Correa en un conversatorio con la prensa internacional en Carondelet.
En enero de 2003, el entonces prefecto de Pichincha, Ramiro González, develizó la “placa de la vergüenza” que declaraba al saliente presidente de la República, Gustavo Noboa, “enemigo” de la provincia.
“Dicho grotesco acto político, lleno de odio y regionalismo, se sustenta en la inmensa vanidad de sentirse portavoz de una región”, señaló un comunicado de respuesta de la Junta Cívica de Guayaquil.
González era militante de la Izquierda Democrática, al igual que Paúl Carrasco, hoy prefecto de Azuay. (I)