Una misión del Vaticano visitó el Santuario de la Divina Misericordia, donde se desarrollará la misa campal del papa Francisco, durante su estadía en Guayaquil.

Luego de la inspección se determinó reducir el aforo a 11 mil personas puesto que solo 16 hectáreas de predios del Santuario, y no 44, son idóneas para la ceremonia que será presidida por el Santo Padre.

“El viernes pasado indicamos que nosotros como Estado no podemos garantizar la integridad física de 1’200.000 personas que era el número inicial de feligreses que nos habían proporcionado los organizadores de la misa papal aquí en el Santuario y sus alrededores”, sostuvo María del Pilar Cornejo, secretaria de Gestión de Riesgos.

De su lado, el canciller Ricardo Patiño señaló que “las personas que asistan a esta misa serán invitadas y que la Arquidiócesis de Guayaquil o la Conferencia Episcopal Ecuatoriana se encargarán de elegir a los invitados”.  

Frente a ello una de las propuestas del Gobierno es que, luego de la misa, el Sumo Pontífice se dirija hasta el parque Samanes, en el norte de la urbe, donde se realizaría la concentración masiva de 1’200.000 personas que también seguirían la misa por pantallas gigantes.

Pero los cambios en la agenda del Papa solo son oficiales cuando la sala de prensa de la Santa Sede los hace públicos. Previo al recorrido  el canciller Patiño y el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, se reunieron para conocer los detalles de la visita del papa Francisco a la ciudad, prevista para el lunes 6 de julio.

En la cita también estuvo presente el ministro coordinador de Seguridad, César Navas.   

Patiño explicó que se reunió con Nebot para que “conozca cuál es la organización que estamos haciendo y también para saber -lo que le hemos pedido- con qué persona de la Alcaldía, si tuviéramos la necesidad de hacer alguna coordinación, podemos tener ese contacto”.

El Canciller recalcó que es el Gobierno Nacional el encargado de la coordinación de los actos. (I)