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El Telégrafo
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Entrevista / DORIS SOLIZ / SECRETARIA EJECUTIVA DEL MOVIMIENTO ALIANZA PAIS

“A la izquierda le interesan ciudadanos conscientes, no alienados o pasivos”

Foto: Fernando Sandoval / El Telégrafo
Foto: Fernando Sandoval / El Telégrafo
28 de septiembre de 2015 - 00:00 - Redacción Ciudadanía

“Democracias en revolución” es el eje que tendrá la segunda edición del Encuentro Latinoamericano Progresista (Elap) 2015, que reúne en Quito a más de 70 organizaciones de izquierda del mundo. Doris Soliz, secretaria de la organización, habla sobre la cita, a la que por primera vez llegará una delegación de China. “Europa está mirando con atención lo que pasa en Latinoamérica, en términos políticos”, sostiene.

¿Qué diferencia tendrá esta Elap con relación a la primera de 2014?

La especificidad de Elap es el debate contemporáneo sobre los desafíos, aprendizajes y retos que tiene la izquierda. El lema de este año es “Democracias en revolución”. Estamos construyendo transformaciones profundas dentro de sistemas democráticos, que no son la vieja democracia, sino una renovación y profundización de la democracia por el carácter participativo, así como la construcción ciudadana y de afirmación desde los actores, movimientos sociales y políticos, que son la columna vertebral de los procesos de cambio. Esa es la especificidad de Bolivia, Venezuela, Ecuador, Argentina y Uruguay, con sus particularidades. Elap se da en el marco de la presidencia pro témpore de la Celac que tiene Ecuador y por ello se analizarán temas como justicia social, reducción de la pobreza, construcción de igualdad de oportunidades, socialismo del siglo XXI e integración.

¿Qué papel cumplen las izquierdas en la consolidación de las democracias en revolución?

Las organizaciones políticas son la columna vertebral de estos procesos. Son las que deben liderar el pensamiento programático, por un lado, alimentar permanentemente el desarrollo del pensamiento, las ideas de izquierda, los principios ideológicos y la renovación permanente de estos. Pero, por otro lado, deben liderar la acción de la militancia, la organización de los cuadros y aportar a los gobiernos. Somos los espacios de pensamiento y acción revolucionaria que alimenta los procesos tanto del gobierno como los parlamentarios.

¿En qué se diferencia la Elap del Foro de Sao Paulo?

Somos parte del Foro, que es la organización de los partidos de izquierda latinoamericanos; mientras que la Elap, si bien no es un espacio orgánico, es un espacio importante de diálogo y debate.

¿Qué dejó la Elap 2014?

La Elap 2014 nos dejó acuerdos políticos que hemos llevado a la práctica. Nos vamos a encontrar con una cita fortalecida. Vienen cerca de 70 partidos, ya no los 35 de la vez anterior. En la Elap del año pasado fue interesante la relación con Europa. Estuvo Podemos, de España; Syriza, de Grecia. Ahora vienen otros partidos. Europa está mirando con atención lo que pasa en Latinoamérica en términos políticos. Creo que se consolida una idea de organizaciones políticas más ciudadanas, como instancias abiertas a las propuestas de la ciudadanía y en ese sentido creo que Elap ha abierto una vertiente de pensamiento y de coordinación de acciones muy rica.

Esta es la primera vez que llega China a la Elap. ¿Qué aprendizaje dejará ese modelo de izquierda?

China juega un papel importante en el escenario internacional. No hay un afán de dominación, sino de complementariedad y cooperación con los Estados y los partidos comunistas y de izquierda. Tenemos una relación de respeto mutuo como Estado y también a nivel político. Este año hubo 10 intercambios fructíferos entre el Partido Comunista Chino y PAIS, a nivel de gobiernos locales, juventud, organizaciones políticas. China apoya la construcción del mundo multipolar, no dominado por una potencia, sino que atiende derechos y requerimientos del pueblo.

¿Cuál es la fortaleza que tienen estos movimientos y partidos de izquierda para hacer frente a los llamados ‘golpes blandos’?

Es muy importante enfrentar las arremetidas de la restauración conservadora que quiere volver al pasado de manera colectiva. Creo que esa es una gran lección que nos dejó el 30 de septiembre de hace 5 años. Fue un factor decisivo el pronunciamiento inmediato de Unasur para parar en seco los intentos golpistas. Mostramos que hay una Latinoamérica unida, un bloque regional que no permitirá que en Ecuador se rompa la democracia o se ataque a nuestro Presidente si hay un golpe de Estado. Ese tipo de amenazas podremos enfrentarlas con éxito y la unidad de toda Latinoamérica. Lo que pasó en el Ecuador hace 5 años ya se había aplicado con sus particularidades en el intento de golpe de Estado en Venezuela, Bolivia, Paraguay, Honduras; en los desgastes y desestabilización que enfrentaron los gobiernos de Cristina Fernández (Argentina) y Dilma Rousseff (Brasil); es decir, nos permitió comprender que hay un guión común en nuestros países, pero que no ocurre coincidencialmente con ningún gobierno de derecha de la región. Contra los gobiernos progresistas ya no se estilan las dictaduras militares ni los golpes de Estado donde claramente había intervención de la CIA, por ejemplo; pero se buscan formas de desestabilización porque son gobiernos que responden a sus pueblos, que cambian las relaciones de poder, que pusieron la economía al servicio del pueblo.

¿Cómo las izquierdas pueden contrarrestar esa arremetida de la derecha que también está unida?

Es fundamental la batalla de las ideas. Defendemos un modelo distinto de sociedad, Estado y democracia. Sin embargo, creo que la derecha no apuesta tanto a fortalecer formaciones de derecha, sino a través del poder mediático, eso pasa en el Ecuador. No vemos partidos políticos de derecha que sinceren sus programas de acción, las propuestas neoliberales. Creo que un gran problema son los actores mediáticos fungiendo de actores políticos, porque pretenden vender como verdad una opinión y una acción política.

¿Por qué resulta complicado para los partidos de izquierda contrarrestar la fuerza neoliberal?

El neoliberalismo tiene muchos recursos para expresarse. Se han desmantelado varios resortes de poder a partir de las propias constituciones. Recordemos que la Constitución del 98 estaba armada para fortalecer ese concepto de sociedad y Estado, en donde las leyes estuvieron armadas para el salvataje bancario. Ahora es necesario un cambio cultural para entender la importancia de un Estado sólido, al servicio de los ciudadanos. Ahora vemos seudo protestas sociales y acciones de la oposición que se disfrazan de protestas y atacan la institucionalidad.

Pero los ciudadanos ahora parecen más activos en política. En este sentido, ¿la unidad de las izquierdas está sustituyendo la débil conexión que tiene la derecha con la ciudadanía?

A la izquierda le interesan ciudadanos conscientes, no alienados o pasivos (desinformados) que no se interesen en la política. La esencia de las izquierdas es politizar, en el mejor sentido, a los ciudadanos para que sean actores de su propio destino y del desarrollo de sus pueblos. Los ecuatorianos ahora creen en la democracia, en el sistema político, en su presidente, en la institucionalidad. La auténtica izquierda, no la izquierda extraviada, no trabaja con fanatismos ni dogmas sino con el fluir de las ideas y trabaja con los sentidos claros.

Sin embargo, hay algunos países en donde la derecha ha alcanzado el poder. ¿Cuál es el eje que manejará Elap para consolidar las izquierdas en el poder?

Independientemente de las banderas políticas de los gobiernos, en todos los países de América Latina hay una vigorosa presencia de las fuerzas progresistas que también ejercen el gobierno, incluso a nivel local. El énfasis de la Elap es conectar precisamente las fuerzas progresistas del país para seguir avanzando dentro del marco de democracias.

¿Por qué no participarán grupos que dicen identificarse con la izquierda como Conaie, Pachakutik o exlíderes del extinto MPD?

Ellos tienen que saldar cuentas con la izquierda. No se puede ser de izquierda y trabajar con la derecha. En el análisis político, a través de la historia, no es la primera vez que hay este tipo de formaciones. Lenin tiene un texto que se llama El izquierdismo una enfermedad infantil del comunismo, para caracterizar a estas fuerzas que no permiten avanzar, que se afincan en posiciones extremas y que terminan favoreciendo consciente o inconscientemente a los grupos de poder. Son autoexcluidos. Los que nuestro canciller (Ricardo Patiño) dice “la izquierda extraviada”. Ellos tienen una cuenta pendiente con los pueblos y con la izquierda latinoamericana. (I)

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