Una selección de pura calidad
La selección de canotaje de Ecuador causó sensación en el aeropuerto de Guayaquil. Los deportistas llegaron el martes con sus palas en mano y con 11 medallas guardadas en sus maletas.
Cuando comenzaron a salir, María Emilia Arcagni, esposa de Sebastián De Césare, entrenador de la delegación, aplaudió. En menos de un minuto, casi 120 personas se unieron al aplauso de la argentina. “¡Felicidades, campeones!” se alcanzó a oír en medio del alboroto. Inmediatamente De Césare saludó a su cónyuge y madre (Viviana) que lo esperaban. Pero sin duda la más emocionada por ver a su padre fue Tiziana, su hija.
La escena se repitió con los demás integrantes del seleccionado tricolor. Cada uno fue felicitado por los familiares que llegaron a recibirlos.
Concluidas las congratulaciones, el adiestrador “gaucho” le confesó a FANÁTICO que no se esperaba tan grato recibimiento; además, que anhela que en adelante esta disciplina pueda contar con un mayor aporte para el desarrollo de los atletas de élite.
“Con las medallas obtenidas en el Sudamericano de Brasil hemos demostrado que el canotaje en Ecuador ha superado las expectativas y que está en condiciones de poner al país en unos Juegos Olímpicos”, señaló De Césare, quien tiene a cargo la selección tricolor desde 2003.
El proceso, que ya lleva más de 7 años fomentando palistas y canoístas, se reforzó en 2008 con la llegada del hermano menor de Sebastián: César, quien vino para colaborar en la parte técnica con el combinado nacional, pero durante su estadía se acopló rápido a los entrenamientos y se ganó un puesto en el equipo como palista.
“El reglamento de la Federación Internacional de Canotaje permite a un deportista representar a otro país sin necesidad de ser nacionalizado. Eso solo en mundiales, panamericanos y sudamericanos; para los Juegos Olímpicos exigen ese requisito”, dijo el mayor de los De Césare.
Para ello César ya está tratando de agilitar los trámites. “Vivo hace dos años en Ecuador, mi hermano más tiempo, por eso creo que todo es favorable”, acotó el palista que dejó de remar por Argentina en 2003.
“Hace mucho que me abrí. En los estatutos dice que antes de representar otra bandera debía dejar de hacerlo por mi país natal, al menos por dos años. Así fue, y ahora estoy empeñado en vestir la Tricolor en unos JJ.OO.”, añadió el ganador de dos preseas doradas en los 200 y 500 metros K-1, categoría senior.
Con esa misma mentalidad, pero con la cédula ecuatoriana, están los otros tres canoístas que se lucieron en el pasado Sudamericano de Brasil: Andrés Lazo, Vicente González y María Belén Ibarra.
El primero, quien logró una medalla de oro en los 500 metros C-1 (Sub 23), dijo haber superado lo acontecido el año anterior. “En 2010 me traje la plata y ahora la de oro. Eso demuestra la mejora de la selección”, apuntó Lazo, quien también ganó una de bronce en los 1.000 metros C-1 y está ubicado entre los 10 mejores canoístas del mundo, según el ranking de la Federación Internacional.
Igual de entusiasmado y un poco nervioso durante su arribo, se lo observó a González, quien en su primera participación se adueñó de tres preseas plateadas en los 200, 500 y 1.000 metros C-1, categoría cadetes.
“Estoy feliz por las medallas. Pero más por el resultado final que obtuvo la selección (quinto) entre las potencias sudamericanas”, declaró el guayasense Vicente González.
Ibarra, la única dama en la delegación, atribuye su éxito al arduo entrenamiento que ha realizado desde que se inició en esta disciplina (2 años). “Sin duda que nuestras actuaciones en las regatas, además de las prácticas, han fortalecido y mejorado nuestra técnica”, apuntó.
María confesó que al principio se le hizo complicado adaptarse a las peticiones del entrenador, pero que conforme fue mejorando su remada se dio cuenta del potencial que poseía.
“A mis 20 años creo que he desarrollado bastante mi técnica. Eso me ha puesto entre las 5 mejores del mundo”, señaló orgullosa la ganadora de dos oros en C-1 en las distancias de 500 y 1.000 metros y una plata en 200.