Las piernas de los aros olímpicos
En 2015, durante los Juegos Panamericanos de Toronto la deportista Lissette Antes se desconcentró unos segundos antes de terminar su lucha libre en 58 kilogramos con la cubana Yakelin Stornell. Pensaba que la lucha había terminado cuando aún faltaban 18 segundos.
En el siguiente round, a pesar de sus expectativas, ganó de manera contundente en un 2-1 con la colombiana Sandra Rosa.
Desde 2013, la participación de la luchadora lojana en las competencias de alto nivel han estado condicionadas por dos hernias discales. Con el bronce que ganó en Canadá los médicos le anticipaban solo un año más en la colchoneta.
En 2016, las lesiones le jugaron en su contra y Antes pidió disculpas al país, luego de caer en la fase de clasificación. “Estoy en deuda con el país porque la pelea no fue lo que esperaba. Pude hacer un mejor papel, pero no lo conseguí. Estoy enojada conmigo misma”, dijo en ese momento.
Después de buscar alternativas para sus hernias y todos los médicos posibles para recuperarse, Antes tuvo nueve meses para prepararse y solo fue a los Panamericanos de Lima por una cosa: el oro.
Después de escalar en la semifinal contra la mexicana Alejandra Romero, la deportista doblegó a la norteamericana Jenna Burkert por 2-1 en el Coliseo Miguel Grau de Lima y consiguió su objetivo: la medalla de oro en lucha libre 57 kg para Ecuador.
Su siguiente meta es llegar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
No en vano lleva tatuados en una pierna los aros olímpicos para recordarse hasta dónde puede llegar. Aunque ha dicho que quiere retirarse, que este es su último Panamericano, Antes ha demostrado que no hay batallas finales. (I)