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El Telégrafo

Franklin Mina se ganó respeto pero no el podio

Pese a no conseguir una buena presentación en los Panamericanos Lima 2019, el karateca tiene como objetivo clasificar a los Juegos Olímpicos Tokio 2020.
Pese a no conseguir una buena presentación en los Panamericanos Lima 2019, el karateca tiene como objetivo clasificar a los Juegos Olímpicos Tokio 2020.
Foto: Twitter @ECUADORolimpico
11 de agosto de 2019 - 00:00 - Lautaro Andrade

El karateca Franklin Mina ya tenía ganado el respeto de sus contrincantes antes de subir al tatami. Llegaba con el cartel de ser campeón panamericano y revalidar su título en la categoría +84 kilogramos.

El ecuatoriano competía por una medalla de oro en la edición XVIII de los Juegos Panamericanos, desarrollados en Lima (Perú). En su mente estaba el bicampeonato, tras obtener una presea dorada en los Juegos de Toronto 2015.

El resultado le fue esquivo ayer. Quedó en el penúltimo lugar del grupo A y así terminó eliminado, sin opciones de acceder a semifinal y pelear por el podio.

Días antes de la competencia, Mina y la delegación ecuatoriana de karate llegaron convencidos de que estarían en el podio. Jackie Factos, Cristina Orbe, Andrés Tejada y Esteban Espinoza formaban el equipo.

“Me he ganado el respeto en América y el mundo”, manifestó a los Medios Públicos el miércoles pasado, previo a su combate de ayer. Mina era consciente de que sus rivales lo conocían bastante bien y era sujeto de análisis por las otras delegaciones. “Tengo que cambiar de pelea porque todos me conocen”, señaló.

Para el sábado preparó una nueva estrategia, algo diferente que le ayudara a conseguir la victoria en la ronda preliminar de grupos y así acceder a las finales.

Mina anunciaba que el “más inteligente y mejor preparado” tendría ventaja en la pelea. Como en toda disciplina, el deportista que atravesara el duelo en un buen momento subiría al podio.

Con lo que no contaba es que la organización realizara un cambio en el pool de enfrentamientos. El nuevo sorteo cambió la conformación de los grupos: Mina se enfrentó al colombiano Diego Lenis, al chileno Rodrigo Rojas y al peruano Jorge Beltrán. Perdió con los dos primeros y venció al karateca local, pero no le alcanzó.

Estos Panamericanos de Lima tuvieron un sabor diferente para los karatecas.

Eran la antesala de los primeros y quizás últimos Juegos Olímpicos que incluyan al arte marcial como disciplina.

Vencer en Perú serviría para medir las posibilidades de clasificar a Tokio 2020 en el preolímpico a disputarse el próximo año y pelear por una presea en la capital japonesa.

Sin embargo, Mina era sincero consigo mismo y sea cual fuese el resultado, los Panamericanos no eran garantía para las Olimpiadas. En lo que sí contribuye es en captar la atención de la empresa privada y del Gobierno para conseguir apoyo económico.

En disciplinas de uno contra uno, donde no hay marcas para referenciar el desempeño de un deportista, los factores varían por motivos como lesiones, nervios, desconcentración o malos arranques. A Mina había que incluir su favoritismo.

Sencillo y humilde, se despojaba de sí la idea de favorito, aunque reiteraba que era respetado en su entorno.

Por su cabeza había una meta clara por la que luchó: hacer historia. “Me he preparado para eso y quiero hacer lo mejor, renovar mi título”, apuntó. No fue fácil plasmarlo en el polideportivo, pero jamás se rindió.

En la Villa Panamericana analizaba a sus rivales, pensaba en ellos. Hizo un buen entrenamiento en Irán y Kazajstán, compitió en la Liga Premier, tuvo disciplina. “Todo eso a veces hace que uno piense que van a salir las cosas”, reflexionó.

La clave de Mina para entregarlo todo fue su compromiso con el país, su miedo a fallarle a las personas que confiaban en él y su humildad. No negó que se sentía nervioso antes de enfrentarse a los karatecas de otros países, pero también sabía que llegó a Lima para subir a lo más alto del podio. Lograrlo o no sería cuestión del momento. No se pudo, pero lo dio todo, no se guardó nada.

Con los ojos brillosos y aguantándose las lágrimas, ofreció disculpas por no conversar sobre lo ocurrido. Necesitaba tiempo para asimilar la derrota y levantarse. Su sueño aún tiene norte y se llama Tokio 2020. (I) 

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