El abandono afecta la calidad de vida y la salud de las personas adultos mayores
La vejez no es una enfermedad, pero representa un estado de especial vulnerabilidad por cuestiones como la soledad, que es sentirse sin compañía cuando uno la desea y que es uno de los problemas más graves que conciernen a los mayores, especialmente si carecen de afectos familiares.
La soledad puede tener un efecto similar al del estrés crónico en la salud cerebral, y también puede afectar los sistemas endocrino e inmune, por lo que se pueden desarrollar más enfermedades.
En momentos de tristeza, rabia o decepción muchas personas prefieren aislarse y buscar tranquilidad en la soledad. No obstante, llega un momento en que regresa la calma y con esta la necesidad de volver a sentir la compañía y el apoyo de todas esas personas que de una u otra forma motivan a vivir.
Según el director del Instituto de Investigaciones Psiquiátricas (IIP) de España, Manuel Martín Carrasco, las enfermedades más comunes por el estado de soledad son hipertensión arterial, diabetes, infecciones repetidas, ansiedad y depresión.
“En el caso de las personas ancianas, los efectos son más directos y negativos debido a la disminución de la resiliencia fisiológica, es decir, la capacidad que tiene el organismo para soportar y adaptarse a condiciones adversas, además de su reducción en los mecanismos de reparación como consecuencia misma del envejecimiento”.
Lo más preocupante, señala Carrasco, es que se estima que el problema de soledad de los adultos mayores aumenta y dentro de unos años se podría convertir en un problema de salud pública mundial.
Para los expertos en el tema, cualquier reducción en la soledad puede significar un efecto beneficioso en la salud del adulto mayor, puesto que se considera que “el principal factor que asegura una buena calidad de vida es tener relaciones sociales”.
Cuando el adulto mayor está en condiciones de soledad uno de los factores que desempeñan un papel determinante es el tipo de actividad social que tuvo el resto de su vida. En este sentido, es más complicado darle tratamiento y apoyo a un anciano que toda la vida tuvo dificultades para socializar y que fue marcado por el rechazo, la desorganización o el temor.
Con un tratamiento personalizado y una intervención psicológica, incluso psiquiátrica es posible solucionar todas estas situaciones que en otros momentos de la vida no fueron resueltas.
Además, los grupos de apoyo, los servicios que ofrecen amistades, los grupos para la tercera edad y el solo hecho de mantener una conversación con alguna persona durante el día puede contribuir a superar la soledad y mejorar la salud de los adultos mayores en muchos aspectos. (I)