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El Telégrafo
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En parte de los medios de comunicación las personas de mayor edad no aparecen por no ser los grandes consumidores.

Fiestas revelan soledad en la vejez

Los adultos mayores mantienen vivo el espíritu de la Navidad en la comunidad Salasaca. Para ellos es más importante la llegada de Jesús que los regalos.
Los adultos mayores mantienen vivo el espíritu de la Navidad en la comunidad Salasaca. Para ellos es más importante la llegada de Jesús que los regalos.
Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
28 de diciembre de 2015 - 00:00 - Kléver Paredes B.

El rostro de la vejez en Navidad sigue siendo el mismo. Los viejos aparecen en la publicidad comercial y gran parte de los medios de comunicación encasillados en un entorno similar: dependencia, soledad, pobreza y abandono.

Sucede igual en el país y en el extranjero. Un video de una empresa de supermercados de Alemania, que alcanzó en un día más de 7 millones de reproducciones en las redes sociales, es uno de los ejemplos. Su contenido pone énfasis en una triste realidad: la de miles de adultos mayores que pasan solos en las fiestas de Navidad.

La trama se basa en un anciano que luego de varias negativas de sus hijos para que lo acompañen en la cena navideña, finge su muerte. Ante la triste noticia, todos sus descendientes acuden, dolidos, a la casa de su padre, pero al ingresar lo encuentran de pie junto a la mesa servida. “Es esta la única forma de conseguir reunirlos a todos”, reprocha el anciano.

Otra cadena de almacenes británicos, mediante un comercial, puso de protagonista a un anciano que vive solo en la Luna y de pronto recibe un regalo enviado desde la Tierra por una niña que lo observa a través de su telescopio. “Demuéstrale a alguien que lo quieres estas Navidades” fue el eslogan de este video que logró más de 19 millones de visitas en las redes sociales en el transcurso de un mes.

La Navidad viene cargada de buenos deseos. Al menos así se representa su espíritu. Se dice que es la época propicia para compartir, permanecer unidos, ser solidarios, alegres, comprensivos y unos cuantos atributos más. En la realidad también es el momento propicio de un consumismo desmedido que, sobre todo desde la publicidad, busca inducir a más y más compradores; es cuando más visible se hacen las inequidades y las situaciones dramáticas de abandono y soledad que sufren los niños y ancianos.

Bajo esta premisa navideña, los adultos mayores no son los protagonistas por no ser parte de la población económicamente activa, es decir, los jóvenes y adultos. A sus bajos ingresos, además, hay que añadir que una gran cantidad de este segmento de población, a diferencia de los restantes, vive en situación de abandono y pobreza.

Según la encuesta Salud, Bienestar y Envejecimiento, Ecuador 2009-2010 (SABE,) realizada por el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), 130.000 adultos mayores viven solos y por lo mismo pasan la Navidad sin ninguna persona que los acompañe. Con seguridad, luego de transcurridos cinco años esa cantidad debe ser superior.

De acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), basados en el Censo de Población y Vivienda de 2010, en Ecuador el 83% de los adultos mayores que viven acompañados (hijo, nieto, esposa, esposo o compañera) se siente satisfecho con su vida. De aquellos que viven solos, un 73% tiene la misma percepción.

Al ser los medios de comunicación los canales para alentar el consumismo, ¿qué imagen proyectan en esta época de los adultos mayores?  En la televisión se los mira esporádicamente y cuando son parte de alguna noticia o anuncio comercial su imagen sigue asociada a la dependencia, a su condición de soledad y vulnerabilidad. Igual sucede, en los medios impresos y radiales, al parecer, hay pocas palabras para contar sus historias o la diversidad de retratos que significa llegar y vivir esta.

Datos del registro de centros gerontológicos directos y por convenios, manejados por el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), señalan que 5.298 adultos mayores viven en residencias o asilos. Esta cantidad representa el  0,49% de la población total en Ecuador de personas mayores de 65 años. Sin embargo, a pesar de ser un porcentaje ínfimo, es reiterativa la imagen de los ancianos recibiendo un agasajo en estos lugares.

Según la misma fuente, en Ecuador 50.863 personas adultas mayores están en situación de aislamiento. Ellos son parte de los pueblos y nacionalidades que permanecen en su territorio sin contacto con el exterior. Porcentualmente representan un 4,72 en relación a la población total. De ellos, en esta época no se conoce nada, ni sus cifras o su condición de vida.

La vejez no significa decadencia, miles de personas mayores de 65 años siguen trabajando, sin seguro social o médico, y son el sostén de sus familias. Foto: John Guevara / El Telégrafo

La soledad o abandono de las personas de más edad es un fenómeno mundial. En 2014, de acuerdo a la Sociedad Española de Médicos de Residencia, 1,5 millones personas mayores de 65 años pasaron solos las fiestas navideñas, de los 8 millones de personas que superan esa edad en España. Esta organización advirtió que la soledad viene marcada por la dejadez familiar o el haber tenido pocas relaciones sociales en la juventud, que al llegar a estas edades se traduce en trastornos del comportamiento y del estado de ánimo, creando cuadros de ansiedad y depresión.

“Desde un punto de vista geriátrico, durante la Navidad y el fin de año en los adultos mayores se incrementa un sentimiento de ‘balance del ciclo vital’, en el cual se ponen en la balanza experiencias, bienes acumulados durante la vida, herencias y una perspectiva familiar. Para las personas mayores que viven algún tipo de exclusión, maltrato pasivo, soledad u olvido, estas fechas pueden ser un momento de introspección con riesgo a la depresión.

En Gran Bretaña, en 2014, una investigación reveló “que medio millón de personas pasaron solas en Navidad, debido a una sociedad impulsada por el individualismo económico y valores basados en el mercado, con el apoyo de una ‘mitología silf made men’, el concepto mismo de que la sociedad y la comunidad está dominada por los motivos primordiales de ganancias y el crecimiento individual”.

A través de una investigación sobre el lenguaje y los significados de la edad relacionados a los medios de comunicación, Gunhild O. Hagestad, profesora de sociología en la Universidad de Northwestern en Illinois, Estados Unidos, señaló que en las conversaciones acerca del envejecimiento y la vejez hay demasiadas palabras que empiezan con “d”: decadencia, demencia, dependencia, dolencia o enfermedad, discapacidad, incluso desastre. Y, precisamente, esta es la imagen que más se proyecta en Navidad.

Hagestad manifestó que más apropiado sería que nuestro vocabulario acerca de la edad y la vejez empezara con otra letra del alfabeto. “Hay muchas buenas palabras que comienzan con “c” y que son útiles al pensar sobre nuevos significados  de la edad: cuidado, compasión, competencia, capacidad de relación, continuidad, contribución”.

Para Gunhild Hagestad existen tres significados clave de la palabra edad. En primer lugar, una sociedad para todas las edades es una sociedad que no crea barreras simbólicas o físicas entre niños, adultos y personas mayores, sino que facilita el contacto y la comunicación entre ellos. En tal sentido, edad quiere decir ‘grupo de edad’.

En segundo lugar, una sociedad para todas las edades es una sociedad que facilita y mantiene las conversaciones y el aprendizaje mutuo entre individuos con diferentes referencias en el tiempo histórico. En este caso, edad significa ‘generación histórica’.

En tercer lugar, una sociedad para todas las edades es una sociedad que tiene en cuenta continuidad y vinculación a través de la vida. Ahora edad se refiere a ‘fases de la vida’, nombradas y definidas por una cultura y una estructura social determinada. Evidentemente, los primeros dos significados están estrechamente relacionados con el tercero. La experiencia personal del viaje por la vida está profundamente configurada por los contextos sociales en los que se integra.

Al ser el envejecimiento y la vejez una construcción social, vale la pena preguntarse cómo resignificar a los adultos mayores en Navidad. (I)

DATOS

Las cifras de la longevidad son inéditas y progresivas en el mundo. Según la ONU, en 2012 la cantidad de personas mayores ascendía a 810 millones.

Las proyecciones para 2025 indican que una de cada 5 personas será mayor de 60 años y para 2050 habrá 2.000 millones de personas con esta edad, superando al grupo de niños y niñas menores de 15 años.

Los adultos mayores deben ser considerados y construidos comunicacionalmente como sujetos de derecho y no como objetos de cuidado o intervención. Reconocerlos como personas íntegras, productoras y activas.

Es fundamental construir la idea del envejecimiento de manera positiva, remarcándolo como un proceso con potencialidades, productivo, sostenible y saludable y también resignificar la vejez como un momento de la vida enriquecedor.

Es importante incorporar en las producciones comunicacionales testimonios, valores, hábitos, experiencias, tradiciones, expresiones y creencias de las personas mayores; también promoverlas como productoras de información e interlocutores activos en su comunidad.

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