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Magnus Carlsen aprieta pero no saca ventaja

Carlsen se tapa la cara y calcula jugadas mientras Karjakin espera a que mueva. La cuarta partida duró seis horas y media y casi llegó a las 100 jugadas.
Carlsen se tapa la cara y calcula jugadas mientras Karjakin espera a que mueva. La cuarta partida duró seis horas y media y casi llegó a las 100 jugadas.
Foto: Federación de Ajedrez de Rusia
17 de noviembre de 2016 - 00:00 - José Miguel Cabrera Kozisek

El actual campeón mundial de ajedrez, Magnus Carlsen (Baerum, Noruega, 1990), ha hecho lo que acostumbra: explotar las más pequeñas ventajas hasta convertirlas en armas letales, pero se ha chocado con un retador que se sabe responder. El ruso Sergey Karjakin (Kiev, Ucrania, 1990) se ha defendido con éxito.

Ambos disputan el enfrentamiento por el campeonato mundial de ajedrez. El título lo ostenta Carlsen desde noviembre de 2013, cuando destronó a Viswanathan Anand, leyenda viva de este deporte que en la década de los noventa disputaba la corona con Garry Kasparov y que aún hoy sigue activo.

Luego de dos primeras rondas terminadas en empates rápidos (tres horas son breves para una partida de ajedrez profesional), el juego tomó un cariz distinto. Tras tantear a su rival, el defensor del título decidió que sería más ambicioso.

Por unas horas parecía que en la tercera partida, el lunes, se iba a romper el empate. Carlsen tuvo una mejor posición desde el mediojuego. Casi al final, incluso, llegó a tener una pieza de ventaja. Cuando Karjakin perdió su alfil, parecía perdido él también.

Pero el noruego hizo una jugada de más, y el ruso sacó agua de las piedras: con combinaciones improbables, labró un camino para su único peón, que quedó cerca de convertirse en dama. Con serias posibilidades de que Karjakin coronara, a Carlsen no le quedó más que firmar tablas. Siete horas había durado la partida. La web chess24.com tituló con una sola palabra: ‘Épico’.

La cuarta partida, en cambio, olía a empate desde temprano, con tantos cambios de piezas. En la jugada 24, ya no había damas sobre el tablero. En la 35, ya no había torres. El poder de ataque quedó en piezas menores: los alfiles de Karjakin y el alfil y caballo de Carlsen. Entonces los reyes (la pieza más débil del ajedrez), se hicieron fuertes. Carlsen llevó al suyo a una posición peligrosa para Karjakin: amenazaba con capturar sus peones del flanco de dama, pero para entonces, ya no había suficientes piezas para cambiar mucho las cosas.

Karjakin, que ganó en marzo el derecho de retar a Carlsen al triunfar en el Torneo de Candidatos, “resucitó otra vez”, según Leontxo García. El comentarista especializado en ajedrez de El País de España. Por su parte, chess24.com dio al ruso el apodo de ‘Ministro de Defensa’.

En la rueda de prensa luego del cuarto juego, a Karjakin le preguntaron qué se siente revivir de entre los muertos. “¡Fantástico!”, fue la respuesta. El que no se veía fantástico era Carlsen, que, resignado, dijo: “Sigo creyendo que es mejor atacar que defender”, lo que augura más partidas de larga duración.

Con todos los puntos divididos en las cuatro partidas, Carlsen y Karjakin se encuentran 2-2. El match por el campeonato mundial de ajedrez se suele definir por diferencias mínimas, de uno o dos puntos (en los ochenta, la primera contienda entre Kasparov y Anatoli Karpov fue suspendida luego de cincuenta tablas).

Hoy, Carlsen (blancas) vuelve a enfrentar a Karjakin. Queda por verse si esa paridad al fin se rompe. Al noruego le han dicho ‘pitbull de Baerum’: una vez que muerde, no deja de atacar. Hasta ahora, su presa se le ha escapado. (I)

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