“Me he mantenido ocupado durante la cuarentena y he tratado de distribuir eficientemente mi tiempo. Para no perder el hábito me despierto todos los días a las 06:30 máximo y a las 07:30 empiezo a entrenar. Elías del Valle, mi entrenador y el responsable de que Colombia sea una potencia mundial en patinaje de velocidad, armó una planificación bastante buena que me ha ayudado a mantener la forma física que había ganado durante los primeros meses del año con miras al campeonato mundial que se iba a realizar en julio.

El patinaje es un deporte que requiere muchos complementos durante la etapa de preparación. En un escenario normal hacemos bicicleta en carretera en las mañanas, luego hacemos gimnasio y después trabajos en la pista de patinaje. Pero eso es imposible en estos días. Por eso estamos trabajando en casa con tablas deslizantes, un instrumento que tiene la apariencia de un plástico azul que simula los movimientos y gestos que se hacen en el patinaje. Hago series y repeticiones que estimulen la posición y la fuerza que normalmente se ejerce cuando se está patinando sobre ocho ruedas.

Con la bicicleta hacemos trabajos sobre rodillos de rulos, un dispositivo donde encajas tu bicicleta (de carretera o de montaña) para pedalear en un lugar fijo y normalmente bajo techo. Esta es una herramienta que se utiliza mucho en tiempos de aislamiento social. Donde vivo, cuento con un gimnasio que me ha permitido hacer los estímulos de fuerza y ha impedido que descuide mi preparación.

Me siento afortunado porque conozco el caso de otros deportistas y patinadores que no pueden entrenar con normalidad. No hay fecha para volver a competir. Todo es incierto por ahora. Pero debe ser así porque más importante es la salud y el bienestar de los deportistas. La competencia puede esperar, la salud no. Por ahora la única motivación es mantenerme entrenando.

Mis entrenamientos los complemento con muchas lecturas. Leo muchos libros de motivación personal para sobrellevar el encierro. El último que leí fue El monje que vendió su Ferrari, de Robin S. Sharma. Se los recomiendo a todos, es una muy buena ayuda emocional en estos días de crisis y tantas malas noticias. También leo mucho sobre temas empresariales y negocios; hace poco leí también El millonario de Silicon Valley, de Joshua A. Aguilar. Ahora estoy empezando El toque de Midas: Por qué algunos empresarios se hacen ricos, pero la mayoría no.

En estos días también me he mantenido ocupado estudiando sobre mi deporte, acerca de la alimentación y el correcto uso de los alimentos en horas adecuadas. Puedo decir que mi cuarentena es hasta ahora muy productiva. Quiero salir fuerte de este confinamiento en lo físico, mental y espiritual.

He escuchado a algunos deportistas decir que este es un año perdido. Eso suena un poco dramático porque no sabemos qué va a pasar en el corto y mediano plazo. No sabemos qué eventos van a ser reprogramados. Yo opino lo contrario a esos deportistas. Este ha sido un año duro que nos ha permitido afrontar las situaciones de otra manera. Por ahora tenemos que dar gracias a Dios por estar vivos, haciendo actividad física y cerca de nuestras familias.

Yo vivo en el noroccidente de Bogotá, en la zona de El Salitre, cerca de la pista de patinaje y de otros centros deportivos de la ciudad. Acá se puede salir una vez por semana para abastecerse de alimentos.

El lunes, el presidente Iván Duque amplió la cuarentena obligatoria hasta el 27 de abril, una medida necesaria para frenar la propagación del coronavirus. Acá estamos confinados desde el 25 de marzo.

Esta crisis debe unirnos, sin importar razas, color o partidos políticos. La unidad es la única manera de ganarle la batalla al virus. No es más inteligente quien elude los controles y a la Policía, sino el que respeta las disposiciones de las autoridades y se queda en su casa”. (I)